Cuando el viento vuela libre, te roza la cara y te pones colorado del frío. Cuando el sol irradia calor y se te enciende el cuerpo. Una buena quedada con amigos de toda la vida, con chistes y cotilleos como ningun otro. Quedarse en casa con un buen café o chocolate caliente, o hacer un picnic al aire libre.
Todo esto anima nuestro cuerpo y alma, nos agitan por dentro y nos hacen sentir vivos. Nos hacen querer probar cosas nuevas y redimirnos con cada paso que damos.Pero ¿Qué pasa si no lo sentimos?
Cerrar los ojos y saber que no tienes nada por lo que sentir. Saber que tu alma está tan destrozada que ya ni tu nombre te suena bien. El dolor va haciendo sucumbir a tu mente y tu cuerpo, llevándose consigo una parte de tus ganas de seguir, hasta que ya no queda nada en ti.
Poder amar, pero no saber si de verdad lo haces porque no hay nada dentro que te haga sentir mariposas o te encienda el corazón. Llorar sin sentir una tristeza que empuje tus lágrimas o cansarte de estar acompañado, pero tener miedo a la soledad. Tener ganas de buscar apoyo en tu gente, pero creer que no van a creer que te sientas así. Sonreír sin estar alegre y cansarte sin apenas moverte.
Todo el rato sintiendo decepción de ti mismo y saber que no eres capaz de sentir nada más...
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LOS LLAMAMIENTOS QUE TODOS NECESITAMOS
Short Storysi necesitas algo con lo que identificarte, este es tu libro. Llamamientos a cosas que nos duelen y que necesitamos desahogar