Hace mucho que no tengo la satisfacción de que alguien me entienda.
Siento como si hablase para nadie cuando expresó como me siento o lo que me enfada.
Mi mejor amigo, un boli de tinta azul cobalto, y mi compañero más fiel, un cuaderno de finas hojas blancas.
Son los únicos que han conseguido desahogar ese maldito dolor en el pecho que hace que me ahogue en mi misma.
Parece que arden mis pulmones, con cada palabra escondida entre todas esas cosas que no dije jamás.
Un fuego que se aviva cada vez que pasan de lo que digo.
Es curioso como se esconde tan bien algo tan doloroso entre dos cosas que la gente siempre mira con tanta pasión.
Como nadie conoce jamás todo lo que el corazón de un amante dolido esconde.
Con cada experiencia una tirita que por accidente reabre un caudal inmenso de dolor y pesadumbre del que creías haber escapado.
Tiritas que solo aumentan el dolor que alguna vez has sentido y que intentan arreglar lo que jamás se arreglará.
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LOS LLAMAMIENTOS QUE TODOS NECESITAMOS
Short Storysi necesitas algo con lo que identificarte, este es tu libro. Llamamientos a cosas que nos duelen y que necesitamos desahogar