A veces en la vida, cuando vives sin algo, cuando lo tienes lo exprimes al máximo. Te da miedo que se escape de tu agarre y no vuelvas a verlo. A veces te pasas disfrutando eso que antes no tenías y cuando te lo quitan sientes un enfado que sabes que no es coherente.
Cuando esto pasa, hay veces que aunque te intenten explicar que te has pasado no lo ves y te encierras en que nadie te entiende. Y sabes que hay una persona que ha estado ahí intentando ayudar y has dejado que tu enfado te sobrepase, le has dicho cosas que no sientes ni piensas, que jamás se te ocurrirían decir de él porque sabes que no es verdad.
Pero entonces....¿Qué haces?
Sabes que la has liado, que no deberías haber dicho eso, pero ya has dicho eso y no hay vuelta atrás. Mandas una disculpa en la que se nota tu arrepentimiento y no sabes cuanto hará para solucionar el problema. Y entonces te das cuenta...antes no estabas solamente tú, no querías verlo porque el enfado te había consumido el poco ápice de razón que te quedaba. Pero ahora si lo estás, ahora has dañado a esa persona y está en todo su derecho de sentirse mal y querer estar solo. No vas a obligarle a volver a escribirte porque sabes que no es lo correcto, pero a la vez te pasas las horas rezando para que vuelva. Le pides a dios que la disculpa funcione y que podáis arreglarlo, porque si él no está ahí nadie lo va a estar.
A veces en la vida solamente estás tú, nadie jamás podrá decir que te entiende porque todas las situaciones son distintas. Pero siempre estará ahí esa persona que intentará ayudarte para que veas otro lado de la historia que tu enfado no te deja ver. Cuando te paras a pensar sabes que tenía razón desde un principio y ahora temes perderlo por una tontería porque le has hecho daño.
Ahora te arrepentirás, pensarás que ya le has hecho demasiado daño en esta vida y no serás capaz de perdonarte por ello. Pero no dejes que eso te pare, nunca jamás habrá un punto final en el relato de una historia que quiere ser contada, pelea por ello y si esa persona decide quedarse a tu lado, demuestra a tu mente que es posible ser amado. Aprende a dejar tu orgullo de lado y pronuncia un perdón, porque esa palabra es la verdadera palabra mágica, un perdón de verdad salva historias del punto final y salva mentes de un mar de tristeza.
Por eso...
Perdóname, no estaba pensando lo que decía y es posible que jamás entendamos lo que le pasaba por la cabeza al otro. Como hacerlo si somos personas tan distintas. A lo mejor jamás comprendes el impacto que ha tenido esta situación para mi. A lo mejor ni siquiera yo lo entiendo. Pero, con el corazón en la mano y un nudo en la garganta, te pido...no te vayas por esto. Perdóname
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LOS LLAMAMIENTOS QUE TODOS NECESITAMOS
Short Storysi necesitas algo con lo que identificarte, este es tu libro. Llamamientos a cosas que nos duelen y que necesitamos desahogar