Después de mirarnos aliviados y de empezar a reírnos por nerviosismo casi por inercia, corrimos hasta el muro y empezamos a intentar subir. Intentamos una, dos, tres veces. Gritamos y lloramos hasta que nos empezamos a agitar. Se veía todo tan claro, tan real. El cielo, las nubes, el sol, el tapial, las partes de las casas que alcanzabamos a ver del vecino, pero solo parecía porque nada era real. Escapar era tan imposible como que logre dormir sin clonazepam.
Desde una de las esquina de lo que llamábamos patio, que en realidad era un cuadrado que tenía baldosas en el piso, y un árbol enorme que estaba junto al muro que intentamos escapar, oímos una voz. Una voz de hombre que salía de un micrófono escondido en el árbol. La misma repetía una y otra vez, -"los que tienen tatuados el número 2 en la nuca por favor de dirigirse a la habitación número 6". Todos nos miramos confundidos y a la vez desesperados buscando en la nuca del más cercano si había un número y cual era. Si, definitivamente nos habían tatuado. Mi mamá siempre me decía que si un avión se caía yo seguro era la única que quedaba viva, no era el caso, 2 varones y yo teníamos tatuados el número 2 en la nuca.

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No seas una heroina
Mystery / ThrillerUna fiesta. Un accidente. Un destino inesperado.