¿A mi? ¿A qué te referis? le pregunté. Me encontraba totalmente helada, ¿que podían querer de mí?, esa pregunta estaba totalmente imposicionada en mi cabeza.
Con la misma mirada de antes, me respondió "Ya te vamos a explicar"
Dijo "vamos??" pensé, ¿quién más?.
Al segundo, detrás del Nylon apareció un hombre. Alto pero no tan musculoso, aunque era muy lindo, sus ojos eran raros; uno era de color marron oscuro y el derecho de color verde. La verdad es que no podía mirarlo pero ese señor no me generaba buenas vibras, es más, me generaba terror. Su presencia era impactante, como cuando alguien entra a un lugar y todos se callan o se ponen incómodos.
"Emilia, querida, que hermosa estas, que grande" me dijo, mientras me estiraba la mano para que se la estrechara. Quería preguntarle cómo es que sabía mi nombre pero simplemente las palabras no salieron, que hermosa estas me había dicho, eso se sintió como cuando vas caminando por la calle sola de noche y aparecen muchos varones alcoholizados. De pronto mi nombre me producía asco. La forma en que pronunciaba aquellas palabras me daban ganas de vomitar.
Respire hondo, muy profundo, me agarre un mechón de pelo para jugar como hago siempre que estoy nerviosa y le dije "No te voy a preguntar quien sos, ni como me conoces porque no me interesa, solo quiero que Flor y los demás se puedan ir a sus casas".
Simplemente se rió y seguidamente me dijo "Hagamos un trato, vos me das una parte de vos y yo los libero, total nunca los necesite". Mi cabeza estaba por llenar, había oído mal ¿una parte de mi?, trague mucha saliva y sin sacarle los ojos de encima le dije "¿y si nunca los necesitaste porque los trajiste?", con un gesto me invitó a tomar asiento. La verdad es que en este momento lo necesitaba. Me senté en una banqueta y él se sentó enfrente de mí en la punta de una camilla mientras que Julia permanecía a su lado, en silencio, toda la alegría que la caracterizaba ya no estaba.
"Te voy a contar una historia" me dijo el aterrador hombre que me miraba con deseo. Yo fruncí el ceño, intentando que las lágrimas no cayeran por mis mejillas.
Prosiguió, "Hace 25 años más o menos llegó a mi consultorio una mujer, de unos 40 años, muy hermosa, realmente muy hermosa, unos ojos celestes tan profundos, de esos ojos que no se olvidan. Ella tenía un problema, quería ser madre pero no podía, por más que intentaba e intentaba no lo lograba. Por mi fama de ese momento, yo sabía cómo hacerlo. Hicimos un trato. Anahi, la mujer, quedó embarazada por un trasplante de espermatozoide que yo hice.."
Por un momento juro que dejé de escucharlo, Anahi se llama mi mamá, yo fui concebida por un donante de esperma. Mi cabeza iba a mil por hora. Me tapé los oídos y empecé a gritar. "No no no, él no podía ser mi papá" eso me repetía una y otra vez.
Julia me tomó del hombre y con su dedo me hizo un gesto de que me callara y escuchara.
"Bueno, sigo" dijo él. "La mujer se enteró años después de que yo había modificado genéticamente a ese embrión, creando así a una persona con un coeficiente intelectual por encima de la media". tomó aire y dijo con calma "Emilia, esa bebe sos vos".
Ya no me pude contener y sentí como las lágrimas caían sobre mis mejillas y me comenzaba a salir agua de la nariz.

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No seas una heroina
Mistério / SuspenseUna fiesta. Un accidente. Un destino inesperado.