❈•≪04. Secretos desvelados≫•❈

537 69 42
                                    

—¡¿Tuviste sexo con Song Mingi, el chico que te hace la vida un infierno?!

Cubriéndose las orejas con las manos, Hongjoong hizo una mueca adolorida mientras miraba a Wooyoung perder la razón frente a él. Y no lo culpaba, en su lugar estaría igual, y un poco enojado quizás por no habérselo contado antes.

Sin embargo, y a pesar del pacto de no divulgaciones, allí estaba él, contándole las cosas a su mejor amigo. Como creía que debía de ser. Porque para ser sincero, la realidad de lo que había hecho comenzaba a pesarle en los hombros como un planeta.

—¡¿Acaso te volviste loco?! ¡¿Usó sus feromonas en ti para provocarte un celo falso?! ¡¿Él acaso...?!

—Okay, okay, aguarda un segundo —le dijo de repente, levantándose de la cama y tomando al de cabellera violeta por los hombros—. Estás tergiversando los hechos demasiado, deberías calmarte y escucharme primero, ¿no crees?

—Pues habla entonces, porque ahora mismo estoy dispuesto a ir a golpearlo si me dices que tengo que hacerlo.

Riéndose, Hongjoong no pudo evitar darle un abrazo inesperado a Wooyoung, confundiéndolo—. Gracias —susurró contra su mejilla, besándola superficialmente—. Pero no, no tienes que pelear con él, ambos sabemos cómo terminarían las cosas.

—San me enseñó un par de llaves, puedo enfrentarlo.

—Mejor no corramos el riesgo, ¿de acuerdo?

—Cómo sea —farfulló el omega más joven, desplomándose en su colchón con naturalidad, viéndolo con expectación—. ¿Entonces, qué pasó entre ustedes para que terminaras bajo sus fauces?

—La primera vez fue accidental...

—¿Hubo una segunda? —cuestionó, totalmente sorprendido.

—Sí, no interrumpas —pidió con amabilidad, sentándose en la silla de su escritorio—. Fue después de terminar mi entrenamiento de la semana, un viernes, de la nada comencé a sentir los síntomas de un celo relámpago y en ese estado no podía abandonar la pista de hockey, atraería mucha atención aparte de que a duras penas podía moverme, así que me escondí detrás de las gradas. Creí que allí estaría bien hasta que los síntomas disminuyeran por su cuenta.

—Pero no lo hicieron, ¿cierto?

—Sólo empeoraron, comencé a sudar y el vientre me dolía con locura, era un infierno que sólo me tiré en el suelo. Deseando lo peor.

—Debiste llamarme.

—Lo sé, pero apenas pude mover un dedo, y de repente, cuando comencé a llorar y a entrar en pánico por la situación, Mingi apareció de la nada, oliendo a gel de baño y feromonas intensas, que mi cuerpo se relajó de forma automática. O una parte lo hizo. Fue tan extraño que no pude evitarlo. Yo le rogué por ayuda pese a que se burló de mi estado, ¿de acuerdo? No me obligó a nada ni se forzó en mí, por el contrario, fue bastante cooperativo al principio. Aunque no parecía tener mucha idea de qué hacer.

—¿Me estás diciendo que un alfa no sabía como lidiar con un omega en celo?

—No, él no sabía cómo tratar conmigo —expresó con una mano en el pecho—. Te recuerdo que nos llevamos fatal.

—Y a pesar de ello, tienen un ritual de apareamiento increíblemente estúpido —destacó el omega más joven con asco.

—Eso no es cierto, la tensión es producto de los roces que se deben al rechazo mutuo.

—Lo que te deje dormir por las noches, Hong. Ahora dime, ¿qué más pasó?

Estrechando la mirada, el omega mayor, no dijo nada de su comportamiento indiferente y continuó relatando los acontecimientos que lo llevaron a como estaba ese día, desquiciado.

Tug of War - [MinJoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora