❈•≪19. Enfrentamientos y festejos≫•❈

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Luego de una hora de viaje, Hongjoong finalmente había arribado a Incheon, acompañado de una caravana de estudiantes más que provenían de Seúl, los cánticos y las exclamaciones extasiadas por una victoria segura, se lo indicaban. Aparte de que no venía solo, Wooyoung, San y Jongho lo acompañaban. Y como el resto, vestía alguna prenda que funcionara como emblema de los Red Falcons, en su caso, en vez de comprar alguna prenda oficial en los puestos designados, llevaba la remera de entrenamiento de Mingi. Aquella que seguía sin devolver. Su nombre grabado en hilos blancos y su esencia suplantada con el perfume que le había regalado hacía semanas.

Una combinación reconfortante que le supo a calidez. En la cual podía refugiarse, tanto ahora, como cuando quisiera. Algo que le fascinaba.

Pero ese no era el punto hoy, quizás en el futuro.

Lo relevante ese día era el juego de los Red Falcons contra los Green Sirens. Y llegar al gimnasio donde se disputaba el encuentro, les tomó quince minutos en taxi y una parte de sus ahorros. Una parte considerable, en realidad. Pero eso no era lo que importaba, porque después de todo, valía la pena la inversión.

Y una vez llegaron al gimnasio universitario de Incheon, se toparon con un estallido de euforia y gritos acalorados. Propios de estudiantes entusiasmados y extasiados por lo que sería un enfrentamiento de grandes bestias. O de una de las más grandes dentro del escenario del hockey.

A la distancia y en el extremo opuesto, las banderas verdes flameaban con fervor. Demostrando la fortaleza de los Green Sirens con alaridos y silbidos distorsionados. En cambio, los Red Falcons mostraban su poder con aplausos al unísonos y cánticos desaforados. Flameando camisetas y banderas al igual que sus adversarios.

Todo un espectáculo propio de jóvenes entusiasmados. No obstante, eso abrumó un poco a Hongjoong, quien no estaba acostumbrado a encontrarse del lado opuesto al hielo. En la posición de mero espectador. Y más aún, cuando todos tuvieron que estirar sus cuellos en busca de asientos disponibles, fue en ese preciso instante que le sonó el celular.

Sorprendiéndose por quién lo contactaba, no dudó en atender.

—Tenemos asientos desocupados con nosotros por si te interesa, la ubicación es buena cuando llegas temprano.

—¿Tenemos? —no pudo evitar preguntar, confundido.

—Yeosang y yo —aclaró con el indicio audible de una sonrisa—. ¿Les interesa hacernos compañía?

—Seguro —dijo por instinto, pasando el mensaje a los demás de que lo siguieran—. ¿Qué tanto tengo que caminar?

—Sólo sigue por esa línea que nos encontraremos pronto.

Asintiendo, el omega se quitó el celular del oído y colgó. Fue así que, tras unos pasos más, unos brazos lo detuvieron por los hombros, al levantar la mirada del suelo, se encontró con Park Seonghwa, sonriéndole. Inmediatamente, su rostro imitó sus acciones y le devolvió el gesto. Sólo que más atenuado y breve.

—Ha pasado un tiempo —comenzó diciendo el alfa, sin embargo, se vio interrumpido por uno de los dos betas. El mayor.

—¿Qué hace él acá?

—Vine para apoyar a nuestra universidad, pero además de eso, para ofrecerles asientos con una buena vista a la pista —respondió con toda la calma del mundo, para acto seguido, realizar una reverencia superficial—. Sé que no actúe muy bien la última vez que nos vimos, pero me disculpo por mi comportamiento inmaduro. Espero sepas perdonar mi falta de juicio y modales.

Entrecerrando los ojos, San lo miró unos segundos antes de asentir—. Todos cometemos errores —declaró con simpatía, una expresión amable en la cara—. Mientras aprendamos de ellas, está todo bien.

Tug of War - [MinJoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora