chapitre trois

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Después de organizar meticulosamente cada detalle de sus miembros y prendas, Alfa y Omega salieron del baño con una elegancia innata, como si nada hubiera pasado.

Sin embargo, antes de cruzar el umbral, Harry tomó suavemente la muñeca de Louis, decidido a no dejar pasar una oportunidad tan especial.

"Lou..." Louis volteó, encontrándose con la mirada intensa de Harry y el alfa se sintió nuevamente hechizado por sus preciosos ojos azules que lo habían cautivado desde el primer momento en que subió al escenario. "Quiero... volver a verte", soltó Harry con un dejo de sinceridad, y en ese instante, Louis esbozó una sonrisa.

Su sonrisa, se sintió tan cálida como un atardecer en la playa.

Louis no respondió pero Harry entendió.

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Después de su misteriosa ausencia, los hijos de Louis no indagaron en detalles sobre el paradero del alfa y el omega.

Sin embargo, Louis notó que Lukas, mientras abrazaba a Harry, lo olfateó sutilmente, y una sospecha cruzó su mente: Luka quizás había descubierto lo que sucedió en el baño.

Agradeció en silencio que el joven no mencionara nada al respecto. Pero sabía que eso le costaría, para su desgracia, su hijo era igual de lacra que él.

Los abrazos amables continuaron, y Harry, con una amabilidad que revelaba su deseo de conectarse con los hijos de Louis, dirigió su atención hacia Soleil.

"Oye, tu mamá me contó que te gusta mucho la Fórmula 1... tengo entradas para el paddock, ¿te gustaría ir conmigo?"

Louis se sorprendió, ya que no había mencionado nada sobre sus hijos a Harry, pero este último, al reconocer a Lewis Hamilton en el fondo de pantalla de Soleil, aprovechó la oportunidad.

Aunque consciente de que estaba yendo rápido, Harry deseaba ganarse el afecto de los carismáticos mellizos.

Ya no quiero conocer a alguien más, con Louis ha terminado la búsqueda...

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Acompañando a los Tomlinson hasta el estacionamiento privado, Harry abrazó por última vez a los mellizos antes de que subieran al auto y cerraran las ventanas.

Louis se volvió hacia Harry y le dijo: "Sabes que no podrán dormir hoy pensando en la carrera de mañana, ¿verdad?"

Harry encogió los hombros con una sonrisa brillante. "Me encantará verlos mañana... y a ti."

Louis sonrió y negó. "No iré, tengo trabajo." El ceño de Harry se frunció, pero Louis respondió con otra sonrisa. "Pero pasa pasado mañana a las 8, vuelvo a esa hora del estudio. Me gustan los tulipanes y la comida italiana..."

Sin añadir más, Louis se despidió, dejando a Harry con la promesa implícita y una sonrisa estúpida que no se borró en toda la noche de su rostro.

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A la mañana siguiente, un Louis con el cuerpo adolorido por las intensas actividades con Harry en el baño y las patadas alegres de los mellizos en la cama, descendió por las escaleras, listo para enfrentar un nuevo día.

"Buenos días, Bertram", saludó Louis con una sonrisa, encontrándose con la mirada aburrida del mayordomo regordete y calvo al pie de las escaleras.

Bertram, por supuesto, no le devolvió la sonrisa y suspiró con resignación. "Señor Tomlinson, tenemos un invitado".

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