chapitre treize

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Bajo el cielo oscuro salpicado de estrellas, donde la luna se revela tímidamente en su primera fase, Harry se encuentra absorto en la creación de letras en su cuaderno. La magia de la noche parece inspirar su creatividad, pero la serenidad se ve interrumpida por la dulce voz de uno de sus hijos.

"¿Papi?" resonó la voz, manteniendo el apodo que, después del concierto, los mellizos continuaron usando.

Aunque Harry había experimentado sorpresas inesperadas al escuchar ese término, todos los días, las emociones que surgían eran una mezcla de ternura y asombro. En ocasiones, la simple palabra "papi" provocaba un nudo en su garganta, amenazando con liberar las lágrimas de alegría y gratitud que se agolpaban en sus ojos.

Harry, con una sonrisa que reflejaba su amor y sorpresa, se volvió hacia la voz de su hija.

Aunque la costumbre de ser llamado "papi" aún generaba mariposas nerviosas en su estómago, con el tiempo, cada vez más, se iba acostumbrando a la dulce melodia que esos dos pequeños (ya no tan pequeños) seres le brindaban.

La paternidad, una aventura que Harry nunca había planeado tan detalladamente, se había convertido en un hermoso viaje de descubrimiento y amor, llevándolo a rincones emocionales inexplorados.

"Ici, mon amour/Aquí, amor." Harry señaló con una sonrisa, indicando que se encontraba en el patio, relajado en los cómodos sillones frente a la cálida fogata.

Soleil apareció unos segundos después, ataviada con su adorable pijama de osos y envuelta en una manta decorada con estrellas.

Harry le hizo un gesto para unirse a él, y la chica se acomodó cómodamente en su pecho. "Que fais-tu ici à cette heure de la nuit?/¿Qué haces aquí a estas horas de la noche?" Harry preguntó, y Soleil ronroneo devolviendo la sonrisa cuando su papá besó cariñosamente sus rizos.

"Me hago la misma pregunta, considerando que mañana viajas a Latinoamérica", respondió Soleil, Harry río ante la eficaz contradicción de Soleil.

"Estoy disfrutando de las estrellas", confesó, ambos desviando la mirada hacia el vasto cielo nocturno.

"¿Por qué? Antes de dormir siempre las observas con mamá desde el balcón mientras la abrazas por detrás", recordó Soleil, cubriéndose la boca al darse cuenta de que no debía saber eso.

"Ustedes y sus hábitos de espiarnos, pronto verán algo que no quieren", bromeó Harry, pellizcando la nariz de su cachorra y provocando su risa.

Soleil apoyó la cabeza en el pecho de su padre, impregnándose de su cálido aroma. "Con mamá, nunca miro hacia arriba", comenzó Harry. "¿Por qué ver el cielo y las estrellas cuando puedo encontrar todo eso en su mirada?"

Una mirada significativa fue compartida entre padre e hija. "¿Amas a mamá?" preguntó Soleil, curiosa.

Harry soltó una risa juguetona. "Más de lo que puedo imaginar o expresar."

"¿Se enlazarán algún día?" cuestionó Soleil, recordando las enseñanzas de la escuela y del mismo Louis sobre el enlace, una marca física que las parejas que se aman suelen compartir. Sin embargo, sus padres siempre rompían las reglas.

"Tu mamá y yo estamos unidos en alma desde hace años, mucho antes de conocernos o existir. Estamos destinados a estar juntos; una marca física no cambiará eso", aclaró Harry para su hija. "Pero me encantaría hacerlo si tu madre quiere, algún día."

"¿No te cansas de esperar?" preguntó Soleil con curiosidad.

Harry levantó una ceja de manera sarcástica. "¿Te cansas tú de respirar?"

JuiceWhere stories live. Discover now