La perrita enjaulada

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Aquel gran dinosaurio canino caminaba de un lado a otro mostrando tal desesperación que asustaba. Las personas que pasaban fuera de la reja se asustaban ante un posible ladrido o un salto asesino. Sin embargo, pronto notan que para el animal había un asunto más importante que procurar causarle un ataque al corazón. ¿Cuál será su objetivo? ¿Estará poseída? Eran algunas de las preguntas que iban apareciendo a través de los comentarios. Su marcha ahora estaba dejando pequeños rastros de baba en el piso. Nuevos miedos aparecen en todos los transeúntes que comenzaban a cruzar a la otra vereda. De repente, un sonido metálico la deja quieta para luego comenzar a correr ante su objetivo. Todos quedan expectantes ante su víctima mientras se comen las uñas. Entonces salta dejando a todos boquiabiertos, mostrando que su real intención era devorarse su pollito con arroz de cada mañana.



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