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Las clases empezaron, por fin, está vez de verdad, Matemáticas, Química, Física, Biología y más fueron fáciles para mi, respondía a todas las preguntas y me presentaba cuando algún profesor cuando lo pedían, fácil.

— Izuku, ¿vienes a almorzar con nosotros?

—¿Quienes son nosotros?

— Tú, yo, Lida y unas amigas más.

— Está perfecto, vamos.

El camino fue normal, salvo que Uraraka debía detenerse a saludar a unas cuantas  (Muchas) personas, ellos la llaman y ella sin problema va, cuchichean un rato, me miran, sonríen dulcemente y quien soy yo para no sonreirles de vuelta, luego se van haciendo chillidos graciosos y algo lindos.

—Tal vez llegaremos al comedor el próximo año.

— ¿Dijiste algo? — ella estaba algo distraída, mensajes en su celular y luego conversaba conmigo.

— Creo que llegamos.

Ella nos dirigió a una mesa donde nos esperaba el chico con lentes de la clase.

— Bienvenido Midoriya — sonrió al saludarme y al igual que Uraraka, completamente sincero. —Ashido y Jiro estarán aquí pronto — dijo mirando a Uraraka.

—Perfecto — dio un brinquito —podrán conocer a Izuku.

Mi mente se quedó en blanco, Jiro y Ashido, sería mucha coincidencia que ellas estén aquí.
¿No estaba Jiro en América?
¿Mina no se había independizado y mudado a otra ciudad para estudiar?

¿Son ellas o sólo son otras dos que ni tienen nada que ver con ellas?

Seguro es eso, Kyoka está muy lejos cumpliendo su sueño y Mina estudia igual de lejos para luego de el retiro de su madre seguir en el negocio.

Simplemente estoy confundiendo las cosas.

— ¿Todo bien Midoriya? — Lida, serio pero amable se acercó y puso una mano en mi hombro. —Siéntate, tanto cambio debe ser duro para ti.

Tomó una botella de agua sellada, la abrió para mi y la puso en mis manos, la tomé para intentar calmar lo abrumado que estaba, las extrañaba mucho, ellas fueron la razón de aceptar venir aquí, sin ellas conmigo era aburrido, incluso Kenji estaba mucho tiempo trabajando.

— Si, sólo estoy abrumado por mi primer día.

De nuevo empezaba a sentirme mejor, el pequeño dolor en mi pecho estaba desapareciendo.

Hablábamos con calma mientras yo tomaba mi agua y ellos comían tranquilamente.

— ¡Ochako! ¡Tenya!

Sus voces se escucharon un poco lejos y me quedé con la vista en frente.

¿Cómo es posible?

Lida y Uraraka las saludaban también, con sonrisas sinceras y cálidas.

Poco después mire tras de mí y ahí estaban ellas, al igual que yo, al verme se sorprendieron, gritaron un poco y apresuraron su paso.

— ¡Zuzu!

Abrí mis brazos para abrazarlas ellas llegaron y saltaron sobre mi, a duras penas me mantuve de pié, ambas rodearon mi cadera con sus piernas y me abrazaban.

— Te extrañamos muchísimo

— Mis niñas, yo las extrañé muchisimo.

Habíamos armado un alboroto en el comedor, algunos nos miraban extrañados, otros con fastidio, pude sentir miradas venenosas hacia las chicas, pero entré todos ellos, dispares de ojos nos veían con emoción, Uraraka y Lida incluso sin saber lo que pasa, miraban con emoción nuestro reencuentro.

La daga del YakuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora