10

252 34 0
                                    

Capítulo Diez

Yibo

Me limpié la cara con un paño, luego lo enjuagué y lo coloqué a
un lado del lavabo. Cuando me miré en el espejo del baño, no me
emocioné por lo que vi. Además de la palidez de mi piel, estaba
empezando a tener sombras oscuras debajo de mis ojos.

Sabía que era por el estrés que estaba sufriendo, pero como no
parecía que fuera a desaparecer pronto, dudaba que las bolsas
oscuras tampoco lo hicieran. Mi mundo estaba implosionando y
me sentí impotente para detenerlo.

Dejé caer la toalla que había usado para secarme en el cesto.
Necesitaba esa ducha más de lo que pensaba. El agua caliente
como para una langosta había hecho que algo de la tensión en los
músculos se desvaneciera, pero no toda.

Tan pronto como abrí la puerta del baño y salí al dormitorio, esa
tensión volvió a subir. Zhan estaba tendido en la cama, metido
bajo el edredón negro. Había estado tocando el nuevo teléfono
celular que Wenhan le había comprado, pero lo dejó cuando entré en la habitación.

-¿Sin corbatín?

Llegué a mi garganta, mis dedos presionando mi piel desnuda.
-No.

-Lástima. -Zhan echó hacia atrás las mantas. -Entra.

Capté solo un destello de muslo desnudo mientras me sumergía
debajo de las mantas, diciéndome que Zhan estaba desnudo
debajo de las sábanas. Mantuve puesta la bata a pesar de que me
subí las mantas hasta la garganta.

-Quítate la bata, Yibo. No podrás dormir con esa cosa puesta.

-Estoy bien.

-Yibo.

Mierda.
¿Su voz tenía que sonar tan suave como la seda?

-Quítate la bata.

Contuve el gemido tratando de liberarse y me quité la bata,
lanzándola por el costado de la cama. Ahora ambos estábamos
desnudos.

Respiré temblorosamente cuando Zhan rodó hacia mí.

-¿Estás bien, Yibo?

-Estoy bien. -Hice una mueca cuando me di cuenta de que ya
había dicho eso. -Quiero decir, estoy un poco asustado, pero
¿quién no lo estaría? Alguien está tratando de matarte.
Y tal vez a mí.

Por supuesto, no me habían amenazado personalmente, pero
aún sentía el peligro respirando por la nuca como un tigre
esperando para atacar. Sabía que tarde o temprano iba a pasar,
tanto si alguien me creía como si no.

Rodé a mi lado para poder mirar a Zhan.
-¿Crees que esto va a terminar alguna vez?

Ese fue mi mayor miedo. Mi vida acababa de dar un vuelco y
estaba aterrorizado de que mi vida sencilla y tranquila fuera
permanentemente una cosa del pasado. A menudo había soñado con que la vida fuera un poco más emocionante, pero esto era una
locura.

Me aburriría cualquier día.

Zhan sonrió y presionó una mano en mi mejilla.
-Esto terminará, Yibo. Voy a asegurarme de que así sea.

Ojalá tuviera tanta fe como Zhan.

La mano de Zhan se deslizó hacia atrás para enroscarse
alrededor de mi nuca. Jadeé cuando me dio un ligero apretón y
luego me empujó hacia adelante hasta que nuestros labios se
encontraron. Lamió a lo largo de la costura de mis labios, suave
pero insistente.

-Quiero hacerte el amor de nuevo, Yibo, esta vez cuando
no estemos ambos drogados. Quiero que seas plenamente
consciente de lo que te estoy haciendo mientras te doy placer.

billionaire playboy (Libro 3 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora