04| Vagando por el bosque.

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Luego de escapar  de esas cosas tuvieron que ingresar a un bosque y así perderlas de vista finalmente

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Luego de escapar de esas cosas tuvieron que ingresar a un bosque y así perderlas de vista finalmente.

— Necesito detenerme un momento chicos, continúen ustedes y yo los alcanzare luego— Aclaró la pelirroja mientras se sentaba en un tronco que estaba cerca de ella para abrocharse la agujeta de sus zapatos.

— No te tardes.— Ordenó la de trenzas para luego seguir su camino.

Mientras los otros continuaban la pelirroja se abrochaba las agujetas y sacaba la botella de agua de su mochila, sintió un toque en su espalda.

—¡Demonios! ¿Que haces aquí?— Exclamó exaltada la pelirroja en cuanto vio al rubio a una cercanía algo peligrosa para ella.

— No te iba a dejar sola— Explico el chico para luego sentarse al lado de la chica.

— Se cuidarme, Perseus.— Aclaró la pelirroja de manera burlona hacía el rubio para comenzar a guardar su botella de agua.

— No te muevas.— Habló el rubio en un susurro observando a la pelirroja fijamente.

—¿Que?— Hablo la pelirroja confundida para mover de forma lenta y precavida su cabeza para observar al rubio también.

— Tienes una mariposa en tu cabello.— Hablo el rubio observando a la chica a los ojos, era la primera vez que los observaba a detalle, y debía admitir que lo atrapaban, sus iris eran celestes como el cielo, pero con la sombra se observaban con un color parecido al del mar, sus ojos eran como dos estrellas brillantes y destacaban entre la mayoría, estaba seguro que podría quedarse observándolos durante horas sin aburrirse.

— Emm, creo que debemos avanzar.— Sugirió en voz baja la pelirroja al darse cuenta que también se había quedado estática observando los ojos azules del chico.

— Oh, claro.—Hablo el rubio con una sonrisa, poniéndose de pie para ofrecerle su mano a la pelirroja, la cual tomó.

Sus manos son suaves, pensó la chica al levantarse, logrando espantar a la mariposa.

Luego comenzaron a caminar de manera lenta, bajo un largo silencio, pero no era incómodo a diferencia de otros, este era cómodo, los hacía sentir reconfortados.

— Siento tratarte mal en el autobús.— Habló la pelirroja luego de un rato, volteando a ver al rubio, notando que aún no soltaban sus manos.

— ¿Eso? No te preocupes, yo actúe como un idiota siendo honesto.— Habló el rubio dirigiendo su rostro hacía otro lado intentando ocultar el evidente sonrojo en sus mejillas mientras que la pelirroja soltaba una risa, esa era la segunda vez que el chico la escuchaba reír y a sus oídos sonaba aún más hermosa que la primera vez.

Podrían llegar a ser amigos, quien sabe, tal vez el chico no era tan tonto como la pelirroja pensaba, podía tener algo de inteligencia en su cerebro de alga.

MIRRORBALL - PJO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora