. . .
Estaba bajo el crudo invierno, no tenía a nadie para que lo cobijara en esos momentos, pero tampoco quería recurrir a su madre y hermana para preocuparlas de más, no quería la ayuda de nadie más ese día, porque creyó que aquel año no podía terminar mal.
Grave error.
Terminó peor que como comenzó, peleó con su padre, no tenía una casa fija, no tenía el mejor de los trabajos, el chico que le gustaba se estaba yendo sin que él pudiera hacer más cuando el chico que ahora le daba la espalda le pidió que no lo buscara más y como estaba tan herido, sus pies no se despegaron de la nieve, su garganta le dolía y las pestañas ahora estaban húmedas, anunciando que lloraría debajo de la tormenta de nieve que recién comenzaba.
Lo anunciaron en las noticias, que se abrigaran bien y que disfrutaran el invierno con una taza de café o chocolate caliente. Pero Yoongi esa noche no tenía nada, más que solo los copos de hielo siendo su única compañía, estancándose sobre su gorro de invierno y sobre los hombros de su gabardina creando una desgarradora imagen de alguien que no pudo ser correspondido en el amor, se preguntaba si habría hecho algo mal o si el error estaba en él, pero todo eso iba consumiéndole poco a poco mientras se dejaba caer, sintiendo el aire frío golpear sus sonrojadas mejillas.
¿Faltaba algo para terminar de gritarle en la cara lo infeliz que iba a ser? Quizá a eso se refería su padre la última vez que lo vio, quizá debió hacerle caso y aceptar otra miserable vida, pero al menos en casa perfectamente arropado.
Quizá, pero no, no era el momento de querer volver, era el momento de salir de esa crisis.
Su mente estaba sin frenos, sus recuerdos corrían tan rápido que conseguían marearlo hasta tener que apoyar la palma de su mano contra la pared de su oficina; no quería que nadie lo viera tan mal, así que trató de recordar cosas bonitas como la compañía de su hermana, a su madre, canciones que tanto amaba y los mejores momentos con su mejor amigo, no obstante, ingresaban a él los susurros dañinos que le rozaban los oídos.
Se dejó caer de su silla, resbalando su cuerpo de una manera tan fácil que se raspó el brazo con la orilla de su escritorio, pero no sintió el dolor físico. Se abrazó a sí mismo para consolarse, solo como él lo sabía hacer, como su hermana lo aconsejó una vez.
Estaba tan concentrado en buscar salir de esa oscuridad con susurros malvados, que no escuchó cuando tocaron la puerta de su oficina en armonía, pero al no recibir respuesta la persona abrió lentamente la puerta asomando apenas la cabeza, sus ojos curiosos solo observaron una parte de la oficina, sin percatarse del cuerpo tirado en el suelo lidiando con los fantasmas de su cabeza, más bien, solo vio lo que quiso ver para no invadir el territorio ajeno, no obstante, aun así escuchó suaves lamentos en susurros.
Susurros pero eran audibles al estar asomado a esa oficina.
El intruso se asustó ante la escena, quiso correr pero sus pies clavados en el suelo se lo impidieron, más bien, estos se movieron solos hasta el cuerpo del azabache, temiendo igual en tocarlo en ese momento, aunque sentía la necesidad de no abandonarlo cuando ya lo había descubierto, se sentiría mal si solo se marchara luego de haber descubierto a su jefe en mal estado en esos momentos; le dolía el pecho sin saber por qué, de alguna manera sentía empatía por el hombre respirando tan agitadamente.
Vio lo frágil que su jefe era estando fuera del mundo real, porque como lo supuso, Yoongi no podía ser un hombre tan reservado, por eso no lo juzgó ni lo haría, porque como él, como Yoongi y como cualquier otra persona, todos guardamos algo en el fondo de nuestro corazón.
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Whispers: Yoonmin [finalizada y editando] #LA24
FanfictionEl invierno vuelve, pero consigo trae la nostalgia que embarga al pelinegro mientras le susurra a este el dolor de un amor que no pudo ser. En susurros Yoongi pedía por el regreso de las memorias que se llevó un ex amante en invierno, pero al no vol...