capitulo 23

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Yo me quedé duro por lo que dijo Zeta, y me reí para que no se dieran cuanta.

–dejalo Zeta, si no quiere contar no nos cuenta y listo.– dijo Charly y yo le sonreí.

–si...– Zeta miro la hora.– yo ya me voy, es un poco tarde ya.– sonrió y se levantó del piso donde estábamos los tres sentados.

–dale, mándale saludos a flor.– bromeé y Zeta sonrió.

Después Zeta se fue y quedamos solo Charly y yo. Yo estaba medio incómodo ya que no sabía que decir después de lo que pasó.

–¿No me vas a contar ni a mi?– sonrió y yo reí.

–te dije que no es nadie.– sonreí y Charly se acercó un poco más a mi.

–¿Y de quién hablaba tu hermana?– levantó una ceja y yo me puse un poco rojo.

–bueno, si es alguien.– lo mire y sonreí.

–contame un poquito, porfa...– apoyo su cabeza en mi hombro y me puse aún más nervioso.

–esta bien.– mierda, Charly me convencía al segundo.– solo es una chica que conocí hace poco y me encariñé demasiado, y ahora estoy en duda si me gusta...– mire hacia otro lado.

–¿Estás confundido?– yo asistí con la cabeza.– yo te puedo ayudar.– sonrió y le volví a sonreír.

Ay Charly, si tan solo lo supieras...

–no, está bien Charly...– sonreí y agache la mirada.

–ah, está bien.– y sentí como me abrazo.– pero sabes que voy a estar con vos siempre.– y mi corazón se aceleró un poco.

Dios, si Charly sería una chica seria todo más fácil...

Me quedé en sus brazos y cerré los ojos tratando de pensar que solo estaba confundido y no me gustaba él. ¿Que pensarían los demás y él? No está muy bien visto que digamos.

–charly.– me miro.

–¿Que?

–te quiero...

–yo también Gus.– sonrió y me dió un beso en la cabeza.

Quería llorar en ese momento, pero no podía.

–¿Querés que te lleve a casa?– se separó un poco del abrazo.

–eh... Si dale.– sonreí y nos levantamos.

Fuimos hasta el auto y yo quería llegar a casa y dormirme de una vez sin pensar en nada más. Íbamos llegando y yo estaba apoyando la cabeza en la ventana mirando, Charly me miraba y me hablaba de vez en cuando.

–ya llegamos.– dijo Charly mientras paraba el auto en frente de mi casa.

–gracias por traerme.– sonreí y me desabroché el cinturón para luego abrir la puerta.

Cuando la abrí y me iba a salir del auto, sentí que Charly me agarraba del brazo y yo lo mire con el seño fruncido.

–¿Que pasa?– no entendía y él me miraba.

–¿Que te pasa?– dijo y yo lo miraba sin entender.

–¿Que me pasa con que Charly?– sonreí.

–no nada.– y me soltó el brazo y miro a otro lado.

No entendía nada, ¿Que le pasa a este?

–¿Bueno?– sonreí y me baje del auto.

–chau gus.– me saludo a través de la ventanilla y yo lo saludé con la mano.

Prófugos «gustavo Cerati y Charly Alberti»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora