Problema Mañanero

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Matt había estado dando vueltas toda la noche sin saber que hacerlo, se había cogido a Anya, la hija de su mejor amigo y no se sentía culpable, al contrario se sentía ansioso porque quería volver a hacerlo. Dios solo recordar el cuerpo de la menor debajo del suyo, gimiendo y temblando era suficiente para que una ereccion apareciera debajo de las sábanas. Observó a su esposa dormir a su lado y suspiro mientras se levantaba con cuidado, eran las 7 am y todos estaban dormidos así que sin pena alguna salio con el enorme bulto que su ereccion marcaba en el bóxer. Camino por el pasillo hasta el baño y abrió sin pensar, claro que no fue la mejor idea o tal vez si porque del otro lado quien lo recibió fue Anya.

Ambos se quedaron callados sin moverse por unos breves segundos, ojos conectados y luego vio como la menor desvío la mirada hacia su entrepierna. No llevaba más que esos boxers rojos puestos. Sus ojos volvieron a encontrarse, ella estaba sonrojada pero no parecia querer cerrarle la puerta en la cara.

—Perdón... necesito usar el baño. —Dijo Matt entrando sin mas. Ella lo siguió con la mirada.

—Hay otro allá abajo. —Dijo ella con suavidad.

—Oh, no lo sabía. —Respondió con sarcasmo.

Claro que sabia que habia un baño abajo, era su casa. No la volteo a ver, solo tiro de su ropa interior para liberar su polla, ya no tan erecta como hacia unos minutos y acomodarse un poco para comenzar a orinar, un chorro rapidamente se escuchó por todo el baño mientras él cerraba de forma ligera los ojos, dejandose llevar por el pequeño placer de finalmente vaciar su vejiga.

Anya lo estaba observando, su perfil, su espalda, sus músculos,  sus caderas y oh dios, su polla. Nunca habia visto una como esa, sus parejas solian ser más... promedio. Porque Matt definitivamente estaba muy por encima del promedio. De alguna forma y con toda la extrañeza del mundo, la boca se le seco por completo y si cuando había entrado al baño estaba medio dormida, ahora estaba totalmente consciente de lo que sucedia y más despierta que nunca. Su mirada se desvío por unos segundos pero con una fuerza magnética volvió a caer sobre esa gorda polla. Sintió un cosquilleo en su entrepierna antes de verse sorprendida por la mano de Matt tirando de su cuerpo.

Cayó de rodillas frente a él y aunque al principio dudo. Terminó por abrir la boca en cuanto el glande fue puesto contra sus labios, el aroma y sabor salado de los restos de orina no tardaron en llegar y podrian ser desagradables para cualquiera, pero eso sumado al ya fuerte aroma de Matt solo la hacían delirar. Rodeo la cabeza con el glande y comenzó a succionar, mientras observababa hacia arriba, ver a Matt cerrar los ojos ante sus movimientos solo la hizo calentarse más.

Su coño estaba hirviendo bajo su ropa interior, comenzó a mover las caderas tratando de aliviarse pero tuvo que llevar una mano para ayudarse o era imposible. Su mano libre sujeto la extensión de Matt y comenzó a masturbarlo mientras lo veía, su mirada estaba centrada en cada movimiento que hacia, cada gesto o la forma en que pasaba su mano por su cabello mientras suspiraba por el placer. Un objetivo se planto en su cabeza y comenzo a trabajar para cumplirlo, quería escucharlo gemir. Comenzó a mover la mano y la cabeza de forma rítmica de arriba hacia abajo, de adelante hacia atrás succionaba todo lo que entraba en su boca y su mano apretaba totalmente su tronco.

La saliva no se hizo esperar, comenzó a caer cono pequeños hilos desde su barbilla hasta el suelo mientras el baboso sonido invadía el lugar. No metía ni la mitad de la polla en su boca y el dolor de mandíbula era algo que se hizo presente rápidamente, nunca antes le había pasado.

Creyó ver pequeños roces de un gemido venir y aumento su ritmo, pero antes de escucharlo tan siquiera, alguien llamó a la puerta.

—¿Hay alguien ahí? —Preguntó su papá del otro lado y el pánico le bajo la calentura de golpe.

Reunión Familiar [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora