YES TO HEAVEN, abigail littman

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11: ¡Bienvenidas, perras!

La verdad era esta, Austin y Ginny seguían siendo los mismos con o sin Brooklyn. En cambio, Brooklyn no era nada sin ellos.

Le habían implantado desde muy pequeña que sus hermanos eran su responsabilidad, por ende no sabía como era preocuparse de ella misma.

Porque siempre eran ellos.

Siempre.

Soltó un suspiro tembloroso, dando una calada a su cigarro. Arrugo levemente su nariz continuando con su dibujo.

Los extrañaba mucho.

Seguía hablando con ellos, por lo menos.

Pero la situación en sí, la rompía.   

Golpearon bastante fuerte su puerta, lo cual no causo reacción en ella, la persona fuera volvió a golpearla enojada— ¡Siento el olor, Brooklyn!

—¡Eso es genial!

Georgia soltó un pequeño quejido de frustración, volviendo a golpear la puerta— ¡Me estoy cansando del olor! ¡Día y noche! ¡Todos los días!

Levanto ambas cejas dando otra calada al cigarrillo en su mano— ¡Entonces será solo en el día! ¡Lo prometo!

Un ruido atrás de ella la hizo girarse de forma rápida, el chico la miraba divertido mientras entraba por su ventana.

—No vas a cumplir eso.

La rubia sonrió levemente— Estás en lo correcto —Marcus se acercó para quitarle el cigarro de su mano, se sentó en la cama de la chica fumando— Una pregunta, ¿de casualidad, hay un auto...?

—¿Citröen c3 negro? Sí, Brooklyn. Sigue ahí —la mencionada soltó pequeño suspiro girandose nuevamente a su dibujo— Tengo que volver, mis abuelos vinieron para Acción de Gracias.

Brooklyn soltó una pequeña risa ante la muy fingida emoción de su amigo, asintió levemente con la cabeza— Entonces, ¿ya me devuelves mi cigarro?

—Nop, lo apagaré —se giró ofendida, viendo como Baker lo apagaba en su ventana— Hacele caso a tú mamá, siempre que vengo estás fumando.

Frunció el ceño confundida— ¿Y?

—Te estás convirtiendo en mi.

...

Brooklyn miro a los dos adultos en la cocina, ladeo levemente su cabeza al ver a su madre— ¿Por qué tienes puesta la camiseta de Austin?

El hombre miro divertida a su prometida— Pensé que era tuya.

Georgia rodó levemente sus ojos antes de que el rubio se fuera del lugar negando con diversión.

Dirigió su vista a su hija mayor, mirándola con desaprobación al sentir el olor a tabaco invadir el lugar— ¿Ya te cansaste de fumar?

La menor se giro comenzando a buscar algo que comer— No por voluntad propia, ¿te cansaste de mentirme?

—¿Por qué estás enojada ahora? —pregunto con el ceño fruncido.