-¿Sabes? Mi abuela decía que estas flores son un símbolo de amor no correspondido- habló Nathan hacia su novio. Madison miró a su novio y notó como éste ya la estaba mirando.
-Que curioso, Chicago, hay unas flores que representan nuestra relación- c...
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La pelirroja bufo por lo bajo al sentir un peso arriba de ella.
-¡Dami! ¡Dami!- llamó el pequeño Benny, mientras saltaba en la cama.
-Mm...
-Es hoy, es hoy.
Hoy era el día en el que Madison compraria el juguete que Benny tanto quería, y la primera en prometer que jugaría con el, tambien fue Madison.
-Genial, Benny, sólo déjame dormir un rato más- la pelirroja volvió a cerrar sus ojos, pero rápidamente los abrió al sentir un grito de Benny -. Bueno, bueno. Ganaste- el menor sonrió.
La pelirroja se levantó de su cama, y vio que su compañera de cuarto no estaba.
-¡Vamos!- el menor se acercó a la puerta mientras daba saltitos.
-Déjame bañarme primero, ¿si?
-Pero...
Holland apuntó con su dedo índice al menor -Sin baño, no hay juego.
Benny suspiró -Bien- éste salió del cuarto dejando a la ojiverdes sola.
La pelirroja salió de su cuarto y se acercó al baño. Tocó dos veces.
-¡Ocupado!- gritó Lee desde adentro del baño.
-¡Lee, es mi turno!.
-Llegaste tarde, Chicago- avisó Lee.
Le presencia del mayor de los Garcia se hizo presente, colocándose al lado de la pelirroja.
-Sabes que él único que le puede decir así soy yo- recordó Isaac con sus brazos cruzados.
La pelirroja rodó sus ojos con gracia -Bien, me duchare más tarde.
La pelirroja bajó hacia la cocina, con el pelinegro siguiéndola por detrás. Isaac recostó sus brazos en la mesada, mientras clavaba la vista en la ojiverdes.
-¿Café?- ofreció Madison.
-¿Sabías que tomar mucho café hace mal?.
-Te pregunté si querías café, no que me dieras información sobre el café.
Isaac río -No eres alguien que le importe mucho su vida, Chicago.
-Y tú no eres alguien que...
El grito de Jackie nombrando a la pelirroja hizo que ésta parara de hablar. La pelirroja miró a Isaac con el ceño fruncido al ver como la cara del pelinegro había pasado de ser una feliz, a una preocupada.
Madison comenzó a acercarse a la escaleras, pero fue detenida por el agarre de Isaac.
-Isaac, necesito ir. Suéltame, por favor.
-¡No!- gritó Isaac -.... no, porque tú... estabas para hacer café- recordó el pelinegro en un balbuceo.
