𝖈𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 𝖋𝖔𝖚𝖗

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Cuando tuve la oportunidad, me alejé del comedor y me dirigí rápidamente hacia mi habitación, aunque tuve que llegar al primer baño que tuve cerca para poder vacíar mi estómago. La situación me estaba sobrepasando en estos momentos. ¿Ser madre? ¿En qué diablos estaba pensando mi abuela? 

Anda, Jaekyung, no seas ingenua, me dije a mí misma. Claro que en algún momento de este estúpido matrimonio tenía que haber un heredero. Sin embargo, pensaba que podría divorciarme de él antes de que eso pasara. 

Nuestro matrimonio era un contrato, sin embargo y para mi desgracia, no tenía fecha de expiración. 

El primer año de matrimonio, apenas hablaba con él. No confiaba para nada en Yoongi, así que no tenía la intención de estar cerca de él. Solo hablábamos para cosas acerca del hotel y,  ya que estaba a mi nombre, tenía que firmar alguno que otro documento. Sin mencionar en los pocos eventos a los que asistíamos en nombre del hotel. 

Las cosas fueron diferentes cuando comencé a hundirme en una terrible depresión y no podían dejarme sola, así que, Yoongi y mi abuela habían dicho que mandarían a alguien para protegerme de mí misma y de los comportamientos autodestructivos que había comenzado a tener. El único acuerdo que llegué con ellos al respecto, es que yo escogería a la persona que estaría a mi lado. Más que nada, porque, no confiaba en un Min y no quería tener que estar mirando sobre mi espalda todo el tiempo. Con el miedo de morir por alguien que no sea por mí misma. 

Así fue como llegó Jungkook a mi vida, Sooah lo encontró y me mostró su expediente. Un exsoldado de élite, experto en armas y alguien quien necesitaba ayuda. 

No estaba en mis intenciones comenzar a sentirme atraída hacia él, después de todo, lo único que pensé que seríamos era amigos. Yo no tenía a ningún amigo y cuando menos lo esperé, ya estaba riéndo con él. 

―¿Jaekyung? ―escuché que Jungkook preguntó cuando ingresé a la biblioteca. Como la mayoría de las veces, se encontraba sentado en una de las sillas cerca de la ventana y con un libro en la mano ―. ¿Estás bien? ¿Qué pasa? Estás pálida. 

Sin mediar palabra, me acerqué a él antes de envolver mis brazos sobre su cintura e hice lo mejor que pude para enterrarme en su abrazo. Inhalando su dulce perfume. No quería hablar, tenía miedo que si lo hacía, terminaría por llorar. No por tristeza, sino por frustración y enojo. 

―¿Pasó algo en la cena? ―intentó sacarme alguna palabra, después de todo, creo que teníamos bastante tiempo en silencio y lo único que yo hacía era temblar ―. ¿Yoongi dijo algo malo? Sé que lo detestas, Jae, pero ya hablamos de esto. 

Mordí mi labio inferior sin saber qué decir al respecto. Me preguntaba cómo se tomaría la orden que mi abuela me acababa de dar. 

―Mi abuela... me ha dado una orden ―solté en un hilo de voz. Las manos de Jungkook se encontraban sobre mi cabeza, acariciando mi cabello en un intento para tranquilizarme. Me esperó tranquilo hasta que yo encontrase las palabras para explicarme ―. Me ha dicho que tengo que comenzar a trabajar con mis estudios para el cuidado del hotel. 

Bueno, si solo decía aquello, ahora parecía que en realidad estaba haciendo una rabieta porque no quería trabajar en el negocio familiar. Me sentí patética por un momento con esa lógica. 

―B-bueno... los dos sabíamos que eso pasaría pronto, ¿no? 

Negué con la cabeza, un pequeño chillido de frustración brotó de mis labios ―. Eso fue lo que dijo Yoongi para salvarme de la verdadera orden. 

―¿Yoongi hizo un trato con tu abuela? ¿Cuál era la verdadera orden? 

―Que sea madre. 

Red lights | ᵐʸᵍ ʲʲᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora