III. CITA

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[TATIANA]

DESPUÉS DE HABER estado en la tienda de la gasolinera conduje hasta el pueblo que no estaba tan lejos y las personas de la empresa de mudanza que había contratado me habían ayudado a acomodar los muebles, hasta que se fueron y empecé a desempacar todas mis cosas que por cierto eran nuevas.

Mi familia era de dinero pero no por eso era arrogante, mi madre me había enseñado a valorar las cosas y me había aconsejado a ir a la universidad y era algo que no me arrepiento, en cambio mi padre era lo contrario, el siempre me consentía y cumplía mis caprichos, el tenía pensado heredarme su empresa pero no me interesaba el mundo de los negocios, mi vocación era enseñar y es algo que me engullese.

Había comprado una casa gracias a mis ahorros. La casa era de dos plantas, tenía dos baños, tres cuartos, una cocina grande, comedor y un patio trasero, era grande y se veía solitaria, hasta que con mis cosas se volvió más cálida y hogareña.

Ya era de mañana y era un día caluroso, aunque por las noches hacía demasiado frío que hasta me tuve que tapar con dos cobertores. Al bajar a la cocina me había dado cuenta que no había nada en el refrigerador y tenía que hacer unas compras

Salí de la casa con mucha hambre, desde ayer que no comía nada porque me puse a limpiar y acomodar mis cosas haciéndome quedar exhausta. Camine por el pueblo y había gente afuera a pesar que era muy temprano.

Fui hasta un pequeño supermercado que había visto cuando manejaba hacia mi casa, compré comestibles y productos de limpieza y cuando fui al mostrador a pagar me encontré con la señora de la gasolinera.

—Hola querida —Me saludó con una sonrisa mientras hacíamos fila para poder pagar.

—Buenos días Sra. Luda —Le correspondí el saludo —¿Cómo está?

—Muy bien querida —Respondió con gentileza —Veo que estás de compras —Dijo viendo mi carrito lleno.

—Si, ayer no me dio tiempo de comprar y no tenía nada en el refrigerador —Dije con un poco de vergüenza, pues no me quería ver como una irresponsable delante de ella.

—Imagino que estabas ocupada desempacando tus cosas.

—Si, ¿cómo lo sabe? —Fruncí el ceño.

—Todo el mundo habla de ti —Agrandó los ojos —Todos hablan de que una joven hermosa se mudó a la casa que vale más de 8,000 dólares.

—Oh —Me sorprendí — No quería llamar demasiado la atención —Dije con preocupación, no quería que la gente del pueblo me viera como una presumida niña rica.

—Pero no te preocupes —Dijo sonriendo con dulzura, al parecer había notado mi preocupación —Eres una buena persona y muy adorable.

—Vaya muchas gracias —Me sonroje y reí con vergüenza y ella también rio.

Seguimos hablando con tranquilidad mientras la fila avanzaba hasta que le cobraron a Luda y ella esperó a que me cobraran, "Es muy amable" pensé. Pague y me acerque a ella con dos bolsas grandes y bastante pesadas.

—Deben pesar mucho —Dijo preocupada viéndome como cargaba las bolsas.

—No se preocupe estoy acostumbrada.

—¿No vivías con tus padres? —Preguntó mientras salíamos del supermercado.

—Si, pero al entrar a la universidad me independice de mis padres y mientras estudiaba trabajaba en una cafetería por medio tiempo.

—Valla, tuvo que ser muy difícil —Me miró con pena.

—No, realmente me gustaba mi vida diaria —Sonríe mientras recordaba.

—Eres muy interesante querida —Soltó una pequeña risa.

—¿Así?¿porque?.

–Porque no he conocido a muchas jóvenes que hagan lo mismo que tú.

—¿Enserio?

—Si, todas las que viven aquí son unas cualquieras que molestan a mi hijo Tommy —Dijo con rabia, mientras solo escuchaba todo con atención —Pero tú eres diferente, eres amable y comprensiva.

—Valla, gracias —Sonreí — ¿Le gustaría tomar una taza de café en mi casa?.

—Claro que si querida —Dijo emocionada.

Caminamos hacia mi casa mientras platicábamos sobre temas sin interés, hasta que llegamos a mi casa y la invité a pasar.

—Tu casa es muy bonita —Dijo observando todo mientras yo me dirigía a la cocina a dejar todo.

—Gracias, hice todo lo que pude para hacerlo hogareño.

—Y lo lograste —Se sentó en un taburete de la cocina, seguimos hablando y hasta que me preguntó algo que me impresionó —¿Te gustaría ir a mi casa a cenar?

—¿A cenar? —Pregunté con curiosidad.

—Si, quiero que conozcas a mi hijo Tommy —Dijo emocionada.

—¿A su hijo? —Sabía lo que intentaba hacer y me incomodaba un poco.

—Si, ¿no te gustaría conocerlo? —De repente me dio una mirada de seriedad que hizo que me intimidara.

—¡CLARO QUE NO! —Exclamé —Estoy encantada de que me haya invitado a su casa —Sonreí, intentando que el ambiente tenso se fuera y parece que funcionó porque cambió rápido su cara a felicidad.

—Me da mucho gusto oír eso —Bebió su café y se levantó del taburete —Ya me tengo que ir, fue un placer hablar contigo querida, te espero hoy a las cinco en mi casa —Sacó un pedazo de papel junto a una pluma y empezó a escribir —Ten —Me lo dio y vi una dirección —Es la dirección de mi casa, si no sabes cómo llegar puedes preguntarle a cualquier persona, todos conocen a mi familia.

—Gracias, la veré a las cinco —Sonreí y la acompañé a la puerta de salida.

—Hasta luego querida y no me quedes mal, ¿si? —Dijo con un tono de voz espeluznante que me provocó un escalofrío.

—Si, no se preocupe —Ella asintió y cuando estuvo lejos cerré la puerta con alivio.

"Ella da miedo" pensé mientras me dirigía a mi cuarto a buscar que me pondría para la cena con los Hewitt de hoy.

𝐌𝐀𝐋𝐈𝐂𝐄 [LEATHERFACE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora