Prólogo

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Londres, Inglaterra, 1813

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Londres, Inglaterra, 1813

Ella creía en los sueños, pero aquella tarde se estaba convirtiendo rápidamente en una pesadilla. Sola en un pequeño recoveco del atestado salón de baile, Usagi Tsukino observaba a la sociedad inglesa apiñarse como un enjambre en la pista de baile para iniciar otra ronda.

Chorreando plumas y esplendor, reían, bailaban, coqueteaban y se abanicaban, todo al compás de una orquesta de cuerdas e instrumentos de viento.

Los petimetres ansiosos revoloteaban alrededor del grupo de nuevas debutantes de la temporada como mariposas en busca del néctar más rico. Se movían a través de la muchedumbre, haciendo reverencias y llenando carnets de baile, discutiendo con un caballeroso estilo acerca de quién conseguiría bailar un preciado vals con la incomparable de esa temporada.

Aquel era el primer baile de su primera temporada. Y sin embargo nunca se había sentido tan sola y lejos de casa. Había deseado que su padre estuviera con ella, pero aquella mañana, hacía tantos meses, cuando habían hablado por primera vez de su debut, había asomado la cabeza desde detrás del último ejemplar de Antigüedades Romanas y había dicho que para él los bailes y placeres de la temporada hacía mucho que habían quedado atrás. Sería mucho mejor para ella si la tía de su madre la presentaba en sociedad.

Sin embargo, la tía Rosaly no le había presentado a nadie excepto a la anfitriona,luego había dejado a Usagi en aquel lado del salón mientras ella se escabullía para oír el último on dit, dejando a Usagi para que se defendiera por sí misma, en un salón de baile lleno de extraños.

Puede que estuviera en una solitaria esquina, pero en su mente giraba , daba vueltas y danzaba con la música. Bajo la larga falda de su vestido de gasa, oculta bajo el forro desatén y la enagua, daba golpecitos con la punta de las zapatillas de seda al ritmo de unadanza folklórica. Cerró los ojos e imaginó que estaba bailando y que reía y sonreía, la bella del baile, la princesa que siempre había soñado que sería, con largo cabello pelirojo flotando y una fila aún más larga de admiradores que esperaban para bailar con ella.

La música cesó, el baile terminó, y su sueño también. Suspiró por lo que deseaba que ocurriera y abrió los ojos para enfrentarse a la triste realidad.

No era una princesa de cabello pelirrojo ni la bella del baile. Era Usagi Tsukino, con cabello rubio dorado, largo y rizado, y en su primer baile estaba en una esquina, sola y olvidada.

Desde un lugar cercano le llegó flotando por el aire la alegre risa de una muchacha. Intrigada, Usagi dio un par de pasos saliendo de las sombras, dejando a la alta estatua demármol de Cupido sola en su nicho. Pararse junto a aquel icono del romance había hecho poco para mejorar su situación.

La risa resonó otra vez. Vio a una adorable muchacha rubia abrir su abanico, agitarlo juguetonamente, y luego, falda en mano, inclinarse en una profunda reverencia ante un grupo de jóvenes adoradores. Agitó las pestañas ligeramente, luego sonrió a sus pretendientes, quienes se pelearon entre ellos para ofrecerle una mano para ayudarla a incorporarse.

Soñando (2° libro de brujas) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora