29 // what if he loves me?

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▶『 Spielberg, Austria 

Julio, 2023   


Abrí la puerta con la mirada perdida en cuanto Max toco e intente disimularlo. Él me observó con atención y contuvo el aire con una mano en su pecho.

―¿Está tan mal?―pregunté observando mi cuerpo una última vez sosteniéndome del pomo de la puerta.

―Dios, América... Me hubieras avisado antes de arrebatarme el corazón del pecho―halago y sonreí pero sin gracia y muy breve. No tenía demasiado humor. ―¿Todo bien?―dudo notándolo.

―Si, si... 

―No tenemos que ir si no quieres. Podríamos hacer cualquier otra cosa...

―Oh, no, Max―negué de inmediato. ―Quiero ir, quiero... distraerme un rato.

―Me parece bien, entonces. Aunque espero que volvamos por el asunto de la camiseta―me murmuró mientras cerraba la puerta.

―No lo creo, eso solo aplicaba si ganabas. Y ni siquiera obtuviste un podio―me atrevi a decir.

―Al menos yo tengo un contrato para al menos los próximos seis años ¿Tu piloto estrella puede decir lo mismo?―se burló y me gire a verlo sumida en mi seriedad. Era sabido que Verstappen tendría de los contratos más largos de la parrilla, pero ¿cómo se atrevía a refregármelo de esa manera en la cara? ―Los rumores corren rápido ¿Persson no tiene contrato aun?

―No puedo hablarte de eso y lo sabes.

―No estoy pidiendo que lo hagas.

―Entonces... ¿Ya hablaste con Horner?―quise cambiar de tema mientras esperábamos el elevador.

―No puedo hablarte de eso y lo sabes―se burló y le pegue en el hombro aguantandome la risa para no darle el beneficio. Max y yo entramos en el elevador en silencio y Max no dejo de mirarme, así que sin poder soportarlo tomo mi mano con fuerza y me gire a verlo. 

Sus ojos azules parecían brillantes y entusiasmados, los ojos más brillantes del universo. Su sonrisa no ocupaba todo su rostro, pero le era suficiente una comisura arqueada para enséñame cuan jodido estaba. Max comenzó a hacer círculos con su dedo en mi mano y luego la subió hasta sus labios para besarla suavemente. La dejó sobre sus labios como un gesto íntimo y cálido, pero no pude sostenerle la mirada en ese instante. 

No podía alejarlo aunque quisiera, porque tampoco yo lo hubiera querido. Max me daba paz de tan solo respirar en mi nuca, al abrir su boca era como si un jardín floreciera frente a mis ojos, cuando me miraba parecia arreglar todos los cuadros torcidos en la casa vacía de mi interior. Iba cuarto por cuatro revisando que todo estuviera en condiciones y tocaba las paredes con delicadeza por si estas se quebraban. Pero sabía que al final lo harían. Yo lo sabía. Al final todas mis paredes se quebrarían, se derrumbarían y no hay nada que él pueda hacer más que correr antes de que toda mi casa caiga sobre él porque no había nadie más dentro, porque nadie nunca se atrevió a entrar a la casa de paredes quebradas.

Capri Persson ⸻ F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora