Capítulo 1: Los Hilos del Destino

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En aquel día en que la brisa susurraba entre las hojas del frondoso bosque, en un rincón apartado del mundo, se erguía una modesta cabaña a las afueras de una pequeña aldea cercana al clan Kusagakure. Esta cabaña, con su arquitectura rústica y encanto natural, se destacaba entre la exuberante vegetación circundante, como una joya discreta en un manto verde. El suave murmullo del río cercano tejía una melodía delicada que parecía estar en sintonía con el danzar de las hojas en el viento. Era como si la naturaleza misma orquestara su propio concierto tranquilo en aquel rincón tranquilo del mundo.
En ese entorno idílico, una figura femenina se arrodillaba en la tierra, dedicada a la tarea de cuidar un pequeño huerto de plantas medicinales. La figura era Tsunade Senju, una kunoichi de renombre y sabiduría incuestionable. Cada gesto que realizaba irradiaba una paz profunda y una belleza natural que parecía emanar de su interior. Su concentración estaba totalmente enfocada en la tierra que trabajaba con destreza, sus movimientos precisos y medidos reflejaban la experiencia y el amor con los que cuidaba de las plantas.
En medio de su tarea, Tsunade permitía que su mente se perdiera en la brisa suave que acariciaba su piel y en el susurro de las hojas. Cada inhalación se sincronizaba con el flujo del aire, y su corazón latía al unísono con los latidos del mundo que la rodeaba. Para ella, este momento era un oasis de serenidad en un pasado marcado por la tragedia y el conflicto. Desde su decisión de dejar atrás la aldea escondida entre las hojas, Tsunade había caminado un sendero de soledad y reflexión, un camino que la había llevado hasta este rincón olvidado en busca de paz y redención.
Mientras Tsunade se sumía en su labor y en sus pensamientos, en un rincón distante del multiverso, se desarrollaba una confrontación épica que desafiaba la comprensión misma de la realidad. Dos seres, uno mortal y otro más allá de la imaginación, chocaban en un duelo que sacudía los cimientos del espacio. Entre ellos, Goku, el guerrero saiyajin de clase baja que había sobrepasado su limite en su búsqueda de poder. Aquel enemigo, un ser con un poder que desafiaba todo su entendimiento, demostraba ser un desafío.
Con cada movimiento, cada golpe, Goku desatada su fuerza con una intensidad que sacudía la cada rincón del universo. Sin embargo, su adversario, sin esfuerzo, rechazaba sus ataques con una simplicidad desconcertante. anticipando y contrarrestando cada movimiento de Goku con facilidad. La lucha era una danza cósmica de fuerza, donde cada movimiento se tejía con precisión y propósito.
La lucha estaba teñida de desesperación y frustración para Goku. Cada uno de sus intentos de ataque era un recordatorio constante de la brecha insalvable que lo separaba de su enemigo. Cada golpe bloqueado, cada explosión de energía desviada, era un recordatorio crudo de su impotencia. A pesar de ello, Goku no cedía ante la derrota inminente. Cada músculo de su cuerpo se tensaba con la determinación de superar sus límites una vez más, de encontrar una brecha en la defensa de su enemigo y liberarse de la trampa que le habían tendido.
Los recuerdos de victorias pasadas y desafíos superados se mezclaban con la amargura del momento presente. Goku recordaba cada batalla, cada enemigo poderoso que había enfrentado y vencido. La emoción que sentía al enfrentar adversarios formidables se había convertido en una lucha abrumadora, una pesadilla que no parecía tener fin. Y en medio de esta tormenta de emociones, la culpa lo acechaba. Recordaba a su familia, a sus seres queridos que habían sido arancados de la vida sin piedad. La voz de su maestro, Whis, resonaba en su mente, advirtiéndole de las consecuencias de buscar desafíos cada vez mayores.
Con el agotamiento avanzando y su energía a su limite, Goku se aferró a sus últimas fuerzas para hacer una técnica que representaba su poder y determinación: el Kamehameha. Un torrente de energía azul se desató de sus manos extendidas, formando una ola de poder que parecía abarcar la totalidad del cosmos. La intensidad del ataque era palpable, y Goku lo dirigía con una pasión ardiente hacia su enemigo. Pero incluso en este último esfuerzo desesperado, su enemigo no cedía. La respuesta del enemigo fue un torbellino de energía que consumió el Kamehameha de Goku, desvaneciéndolo el ataque en un instante.
Goku cerró los ojos, aceptando la inevitable derrota que se avecinaba. El impacto final del ataque del enemigo lo envolvió, y una oleada de energía lo consumió por completo. La voz resonante de su enemigo se desvaneció en el aire, y en un instante, Goku se sintió arrastrado hacia la oscuridad, su existencia desvaneciéndose en una explosión deslumbrante de luz y energía.
Mientras Tsunade continuaba con su labor, el cielo se oscureció repentinamente, y una luz intensa iluminó el horizonte. Un arco iris cósmico se extendió sobre el cielo, deslumbrante y majestuoso en su esplendor. Un estruendo ensordecedor resonó en el aire, atrayendo la atención de Tsunade hacia el firmamento. Sus ojos se abrieron con asombro mientras observaba cómo algo caía del cielo con una velocidad vertiginosa, aproximándose a su cabaña con una fuerza irresistible.
Tsunade avanzó hacia el centro del impacto, siguiendo el rastro de destrucción que había dejado aquel objeto en su descenso. A medida que se adentraba en la zona afectada, los árboles caídos y la tierra revuelta marcaban el camino que había tomado el objeto antes de impactar en un cráter profundo. En el fondo del cráter yacía una figura masculina, un hombre de complexión musculosa vestido en lo que parecía ser un pantalón anaranjado, empapado en sangre.
La visión que se desplegó ante Tsunade desencadenó una avalancha de emociones en su interior. El horror se arraigó en su corazón al observar a aquel hombre, cuyo cuerpo estaba marcado por innumerables heridas. Era una imagen que resonaba profundamente en la sensibilidad de la kunoichi. Sabía que ni siquiera el más experimentado de los ninjas podría soportar tanto tiempo en ese estado. Sin dudarlo la ninja se movió rápidamente a aquel enorme cráter. Nadie podía dudar de las habilidades excepcionales que tenia la médico ninja, pero no podía predecir el destino que aguardaba a aquel hombre. No sabía si sería capaz de salvarlo o si su única opción sería poner fin a la agonía del sayayin,
Su mente trabajaba a un ritmo frenético mientras sus ojos analizaban cada herida. Los segundos parecían estirarse en el tiempo mientras Tsunade se metía cada vez más es sus pensamientos. Finalmente, sus ojos se posaron en el hombre herido frente a ella, El sayayin, tembloroso y exhausto, comenzó a levantarse con dificultad. Cada movimiento parecía ser una lucha contra el dolor que lo envolvía. Aunque estaba desorientado por el impacto y la confusión, su instinto de supervivencia lo mantenía alerta aún si el combate ya había pasado, sus ojos buscaban en su entorno en busca de una amenaza que aún permanecía. El desespero por creer que había perdido de vista a su enemigo lo inundaba de miedo, su cuerpo a pesar de estar a salvo no parecía percatarse que el combate había acabado. Los gemidos de dolor resonaban en el aire, llenando el silencio con un eco de sufrimiento. En medio de esa escena, un pequeño artefacto en forma de reloj emitió un sonido, rompiendo la tensión.
"Señor Goku, ¿puede oírme?, Espero que se encuentre bien. Por suerte, alcancé a...".
La voz masculina que emergió de aquel dispositivo llenó el espacio con sus palabras, pero se desvaneció abruptamente, dejando una sensación de incompletitud en el aire. La mirada de Goku, aún afectada por la confusión y el dolor, se encontró con la mirada de Tsunade. En ese instante, la kunoichi pudo ver atavez de los ojos del hombre. En ellos se reflejaba la marca indeleble de alguien que había perdido todo lo que amaba, el peso de un error que le había costado lo que mas apreciaba en la vida. Su expresión transmitía un cúmulo de desesperación y rabia, aunque esta ira no estaba dirigida únicamente hacia el ser que le había arrebatado sus seres queridos. Gran parte de esa ira parecía ser hacia el mismo, la incapacidad de perdonarse a sí mismo por haber sido incapaz de evitar la muerte de su familia.
Aunque las palabras no fluían entre ellos, Tsunade logró captar la profundidad del dolor que aquel hombre llevaba consigo. Era un dolor que resonaba con el de ella, la pérdida desgarradora de sus seres queridos que había dejado marcas en su alma. En aquellos ojos desesperados vio reflejada la misma impotencia que había sentido cuando su hermano y su amor de toda la vida le habían sido arrebatados de sus manos. Los ojos ge goku poco a poco fueron pesando más y por fin el cuerpo de aquel hombre había caído de rodillas, y su mirada se desvaneció lentamente mientras el velo de la inconsciencia lo envolvía. A pesar de su lucha y su valentía, finalmente sucumbió ante la fatiga abrumadora. Su último acto fue contemplar a Tsunade, quien se acercaba rápidamente a él, tratando de que no se golpeara contra el suelo, asi la conciencia de Goku se desvaneció, sumiéndolo en un profundo letargo mientras la figura de Tsunade se interponía entre él y la oscuridad creciente.

(haré una remasterización del primer capítulo ya que fue el primero que escribí y por consiguiente está mal escrito pero por el momento subiré las dos siguientes partes, si prefieren que sea narrado tengo un canal en YouTube Thetheoryfanfic, están los primeros 3 capítulos y próximamente el capitulo 4)

Gracias por leer :)

Goku x tsunade (caminos cruzados) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora