for me? ♡ haobin

30.

Hanbin bajó la mirada al suelo, aún completamente rojo mientras sentía el pulgar de Hao acariciarle el dorso de la mano mientras las mantenían entrelazadas, intentando transmitirle paz en ese momento.

—Mamá, te presento a Hanbin —habló Hao, rascándose la nuca algo nervioso bajo la atenta mirada de ojos oscuros de su madre—. Es... Todavía no es mi novio, pero lo será —Hanbin sintió su estómago removerse ante eso, la seguridad con la que lo había dicho el mayor le había puesto más nervioso de lo que estaba.

No escuchó nada de parte de la señora Zhang, y tampoco le quiso mirar. En cambio, sintió como caminaba hasta quedar frente a él, parecía ser un poco más bajita que él. Y como de pronto se agachó lo suficiente como para ver su rostro escondido.

—Hola cariño, ¿puedes mostrarme bien tu rostro? —preguntó, ladeando la cabeza y con una sonrisa tan cálida como la de Hao, Hanbin ya sabía de donde había sacado aquella sonrisa el mayor.

Asintió tragando saliva, levantando la cabeza mientras se mordía el labio y logrando ver mejor a la mujer frente a él. Era un par de centímetros más baja de él, de ojos pequeños y la misma sonrisa y nariz de Zhang Hao, su cabello negro le llegaba a la cintura y era naturalmente regordita que le dio ternura, y por detrás del hombro de la señora Zhang, notó como Hanjin le escaneaba rápidamente y luego asentía con una sonrisa a Hao.

—¡Pero si eres tan lindo! —de pronto, Hanbin se vio apretado entre los brazos de su futura suegra con fuerza, soltó un quejido mientras sus ojos se abrían sorprendidos y solamente se dejaba hacer por la extraña fuerza de la señora, miró a Hao con algo de pánico a su lado y este solo pudo reír mientras le soltaba la mano y se encogía de hombros. Aspiró aire que le faltaba al sentir como era soltado, pero volvió a sobresaltarse al sentir esas pequeñitas manos sujetarle el rostro—. Ya veo por qué Hao está tan enamorado, ¡si eres una cosita tan tierna! —Hanbin soltó una risa nerviosa y miró a Hao con pánico de nuevo, dándose cuenta de que estaba sonrojado y Hanjin se burlaba de él.

—Mamá... Lo estás asustando —dijo, separándolo suavemente de su madre y refugiándolo en sus brazos, Hanbin se dejó hacer, ronroneando sin querer al apoyar su cabeza en el hombro de Hao.

Su madre bufó divertida.

—Te lo tenías bien escondido, Hao, pero vale, que con solo verle la carita lo apruebo —levantó las cejas, antes de darse la vuelta y tomar una bolsa que llevaba Hanjin en la mano—. Ni se te ocurra hacerle daño a Hanbin, Hao... Y por si acaso, solo vine a ver como estaba mi hijo y dejarle algo de comida ya que este no se digna ni a llamarme —le apuntó acusatoriamente, antes de entrar a la cocina seguido de Hanjin y dejarlos a ambos solos de nuevo.

Hanbin miró extrañado a Hao, aún sin entender muy bien qué había pasado, y Hao solo pudo soltar otra de sus risitas agudas y encogerse de hombros.

Al menos, Hanbin se sentía más aliviado al saber que no había causado una tan mala impresión.

La señora Zhang realmente era tan alegre y cálida que le estaba mareando un poco, le había preguntado un par de cosas con entusiasmo y había quedado maravillada con su persona. Hanjin conversaba con Hao en la mesa de la cocina mientras Hanbin escuchaba un par de historias de la señora Zhang con Hao de pequeño.

—¡Hao pegaba sus dibujos hasta en la taza del inodoro! Un día fue mi jefe a una cena y Hao justo había pegado a la tapa un dibujo de un perro descuartizado, ¡y ni hablar de debajo de la mesa! Tenía hasta las cartas para sus amiguitas de primaria allí abajo —Hanbin rió al escuchar eso, la señora Zhang lo contaba con una gracia innata que solamente escucharla le hacía sonreir. Hao se quejó al escucharla contarle aquello al rubio, pero esta le ignoró—. Dios, Hanbin, eres tan adorable. Créeme que no creería que tienes más de 17 si no hubiese visto aquello al llegar —Hanbin se sonrojó antes eso—. ¿Cuantos años tienes, 21? —preguntó mientras revolvía una olla con sopa.

Hanbin miró a Hao nervioso, y este hizo una mueca de miedo hacia él.

—Ehm... Cumplí 18 hace 4 meses —soltó, algo bajito.

La señora Zhang asintió con una sonrisa, antes de girarse hacia él y mirarle impresionada, Hanbin intentó sonreir, saliéndole más una mueca, y la señora Zhang se giró a su hijo, viéndole apretar los labios mientras pestañeaba.

—Zhang Hao no me jodas que estás saliendo con alguien 4 años menor que tú —susurró.

Hao solamente pudo apretar los dientes mientras la veía y musitar:

—¿Lo siento?

Y bueno, el paño de cocina que estaba colgado en la manija del horno ahora había azotado la cabeza de Hao con un golpe seco.

Cuando Zhang Hao cerró la puerta de entrada luego de haber despedido a su madre y a Hanjin, fue que soltó todo el aire retenido que tenía, escuchando la burbujeante risa de Hanbin detrás suyo quien estaba sentado en la mesa del comedor. Hao se giró, serio y con una ceja alzada, caminando hacia él suavemente y abrazándolo mientras se colaba entre sus piernas.

—¿De qué te ríes? —preguntó, sintiendo los dedos de Hanbin peinar su cabello.

—Tu mamá es rara, pero al menos no le he caido mal —festejó, logrando que Hao virase los ojos divertido mientras negaba con la cabeza y le acariciaba la cintura.

—Mmm, si lo es, pero te aceptó bastante rápido, por eso estoy feliz —Hao hablaba como si realmente estuviesen en una relación, y no estaba lejos de serlo, por lo que negó con la cabeza mientras un bostezo salía de su boca, se sentía cansado, había tenido demasiadas emociones por el día y solo quería dormir apegado a Hao y al pequeño perrito en la cama de este.

Se estiró un poquito, lo suficiente como para impulsarse y aterrizar en el suelo sin que ese toque en su cintura se fuese. Le tocó la nariz a Hao, con los ojos algo entrecerrados.

—Tengo sueño, ¿puedo ir a tu cama? —preguntó bajito.

Zhang Hao asintió, acariciando una de sus orejas cariñosamente mientras le miraba como si fuese lo más bonito de su vida.

—Claro que puedes, yo voy a lavar la poca vajilla que queda y voy contigo, ¿si, bin? —el rubio asintió contento, besando suavemente al contrario en los labios, sin ninguna otra intención de por medio y solamente moviendo sus belfos contra los otros.

Cuando se separaron, Hao le dejó ir a su habitación, y él se fue por el pasillo refregando sus ojitos e imaginando a su perrito acostado en la cama, esperándole. Y cuando estaba girando el pomo de la habitación del castaño, escuchó un jadeo de la cocina, antes de que las pisadas de Hao se escuchasen por todo el departamento.

Pero bueno, él ya había abierto la puerta, y Hanbin se dio cuenta de que todavía eran suficientes emociones por el día.