Tatiana.
Bruno me tiene sujeta de la cintura mientras caminamos hacia su coche. Al entrar, me besa apasionadamente, provocándome gemidos. Aunque estoy con él en el presente, mi mente piensa en el guapo idiota que me choco y luego se desapareció. El bombón de chocolate me está devorando la boca con intensidad, Bruno es guapo, pero al ver visto aquel espécimen, no se compara.
—¿Qué pasa? ¿Te sientes bien? —me pregunta dejando de besarme mientras alza una de sus cejas. Creo que se dio cuenta que ando en las nubes.
—Sí, estoy bien. ¿Por qué no me llevas a tu apartamento y me cojes en la cocina? Me gusta encima de la encimera. —le digo coqueta.
—Eres una traviesa, será como tú digas. Preciosa. —dice dándome otro beso apasionado antes de arrancar.
En todo el trayecto hasta llegar al apartamento, Bruno no dejaba de tocarme, acariciar mis tetas, meter mano en mi entrepierna, y yo me dejo hacer, pero mi mente no deja de imaginarse a ese guapo rubio, que es él el que me toca y me hace vibrar. Admito que quedé fascinada con ese idiota, tal vez algún día nos encontremos y pueda probarlo un poquito, bueno, mucho si es posible. Está para devorárselo completito, guapo, sexy, alto, y algo musculoso. Ese traje le quedaba perfecto, y no es como Bruno, que es muy musculoso y grande. Pero ese rubio sí es mucho más guapo y sensual.
Aunque me molesto por su actitud. ¿Cómo se atrevió a chocarme y ni siquiera una disculpa o ayudarme? Para colmo, llamarme loca. Es un idiota con todas las letras. ¿Y cómo puede él casi provocarme un orgasmo sin siquiera estaba cerca? Así como tengo a Bruno comiéndome las tetas, mordiéndome uno de mis pezones.
A ver cómo les explico, soy una mujer joven, activa sexualmente, que le gusta el sexo, y que no le importa lo que los demás piensen de mí. Quizás dirían que soy una libertina sin moral, pero como dije, me da igual lo que digan.
Esto que pasa entre Bruno y yo no es algo formal, nada serio, porque no busco eso. No me interesa tener una relación estable de "noviazgo" o eso del romance, no es lo mío, y a Bruno tampoco le interesa, y eso está perfecto. Solo me gusta el sexo placentero que él provoca y ya, nada más. Cuando tenemos ganas, nos llamamos para quitárnoslas, pero cada uno en su vida, ninguno se mete en la vida del otro. Nos damos nuestro espacio, él puede tener a quien quiera, porque no hay sentimientos de por medio, al igual que yo.
Pero, como mujer precavida que soy, siempre le exijo que se chequeé mensualmente, al igual que yo lo hago. Tampoco queremos contagiarnos de alguna enfermedad, aunque también usamos condón y como el sexo que tenemos no es algo de todos los días porque trabajamos y él viaja muy seguido, el sexo es ocasional. Si él tiene ganas, puede estar con cualquiera, al igual que yo, porque esto es solo sexo.
Jadeo por las mordidas en mis pezones, que me tienen bastante excitada, pero lo que Bruno no se imagina es que me imagino a otro, a ese rubio, tocándome toda. Ese idiota es el que me tiene excitada, nunca había fantaseado con ningún hombre mientras tenía sexo arriba de la encimera de la cocina. Solo lo vi un vez y nada más, eso no tiene sentido, aunque para mi mente pervertida es perfecto.
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¿Enamorarnos? ¡Jamás!
RomanceElla construyo un muro alto que cupido necesitara binoculares para poder flecharla. No le interesan los enredos amorosos, asegura que el romance es como intentar ponerle calcetines a un pulpo; complicado. En sus planes no esta atarse, con tener una...