Capítulo 9: Hora de hacer otro viaje.

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Narra __________

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Narra __________

La situación era conmocionante pero, no tanto como para pasar por alto el hecho de que Jake se había caído de la cama. El golpe se escuchó bastante fuerte y dejando el celular sobre el colchón, me acerqué hasta el borde, donde me encontré a Jake, tirado en el piso con el brazo sobre la cabeza, cubriendo sus ojos.

—Amor, ¿estás bien? —le pregunté un poco preocupada.

—Bien jodido. Pinche golpezote me acabo de meter. Me va a doler bastante la espalda. Ya no estamos para estas cosas. —replicó, quejándose mientras llevaba su mano libre haca la zona baja de su espalda.

—¿O sea que no soportan caerse de la cama pero, si pueden ser el avatar de un Dios egipcio vengativo que los llama "Puño de la Venganza"? —reí, preguntándole con ironía.

—Eso es distinto, mami. Muy diferente. —contestó, levantándose con cuidado para volver a subirse a la cama y yo se me senté sobre el colchón.

—Lo siento, Jake. Te caíste porque te asusté. No fue mi intención —me encogí de hombros, acercándome a él para darle un beso en el hombro y él respondió a eso de inmediato.

—No pasa nada, mi amor. Tampoco es que nos hayamos roto algo —contestó con voz gentil, suspirando en medio de los besos que dejaba sobre su piel—. Ahora, ¿podría ser tan amable de explicarme qué es esa cosa que acaba de decir que se robaron?

—Claro, aunque la verdad es que a mí también me quedan dudas y creo que lo mejor sería contar con el apoyo de alguien que sea especialista en estos casos: debería llamar a Layla y decirle que si nos podemos reunir para hablar de esto... —me quedé pensativa unos segundos y noté que Jake se había vuelto a recostar en la cama y a los pocos segundos, me jaló hacía él, haciendo que me recostara de nuevo y eso me hizo reír.

—¿Qué haces? —le pregunté con una sonrisa, abrazándolo mientras él hacía lo mismo y me acercaba más a él. Su cuerpo se sentía cálido contra el mío mientras me cobijaba entre sus brazos.

—Estoy seguro que sea lo que sea, puede esperar hasta que sea una hora más decente para despertarnos un día sábado, ¿no? Además, no creo que Layla vaya a contestar si la llamamos ahora. —me dijo con un tono serio, acariciando mi cabello con sus dedos.

—¿Y por qué dices eso? —pregunté divertida, también dejando que mis dedos peinaran los rizos de su frente.

—Porque estoy completamente seguro de que está envuelta entre las cobijas y en los brazos de su marido, disfrutado de una mañana de sábado en donde lo único que le debe de estar preocupando es la atención que el hombre que la ama le está dando, como yo ahora... —explicó, abrazándome más cerca hasta el punto en que sus dedos acariciaban las curvas de mi cintura.

—Oh, ya veo. ¿Entonces ustedes me aman? —pregunté divertida, mordiendo mi labio.

—Mami, eso es tan obvio como el hecho de que si las abejas se extinguen todos nos vamos a ir con ellas en pocos meses.

El misterio de las perlas de los Dioses (Moon Knight y tú) [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora