cap 2

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Cuando llego el momento de presentarse frente a todos sus compañeros, Enzo notó que todos eso pibitos de papi lo miraban como si fuera lo más raro que el mundo haya encontrado, se sintió incómodo.
Nunca en su vida recibió tanta atención.

Su mente habia maquinado como una banda de situaciones donde era rechazado por todo el salón por tener facha de pibe chorro o le estarían tirando comentarios pelotudos de nenito pero no paso; Casi todos, para su sorpresa, lo recibieron bien aunque mantenían cierta distancia con él, pero le importaba un huevo.

No se sentó en la esquina del fondo como quería por que ya estaba ocupado, sin embargo consiguió uno casi en el fondo, cerca de la ventada. A su lado derecho, estaba un chico con una cara entre cagado hasta las patas y egocéntrico.
Ni se molesto en saludarlo, sabía que este ni la hora le pasaría.

Pero otra vez, para su sorpresa, el chico le habló.

- Hola.

Enzo se giro para mirarlo, éste tenía el pelo bien cortado con claritos, parecía buena onda pero se notaba a lenguas que tenía un carácter fuerte.

Al notar la mirada de repudio de su compañero, se recompuso y lo miró con una sonrisa altanera, realmente estaba buscando armar algún bardo y el pibe ese parecía de mecha corta.

- ¿Que onda, ñeri?. Soy Enzo. -Haciendose el canchero, le regalo una sonrisa mostrando sus dientes perfectos y blancos.

El chabon lo miró de arriba a abajo con cierto interés.

- No se que es ñeri pero soy Lisandro Martinez, me dicen licha. -Se presento.- Te hablé solamente porque noté que tenes un buen lomazo.

Enzo levanto su ceja, ya estaba preparando su puño para encajarselo en medio de la cara de boludo que tenía su compañero pero antes de hacer una cagada, este se apresuró a hablar.

- No penses otra cosa, no soy de esos. -Aclaró apresurado. El pelinegro abrió su mano pero sin rejalar su mirada.

- Entonces, ¿Porqué mierda me estabas mirando si no sos puto, wachin?, conmigo no se jode eh.

Él que se hacia llamar licha se cago de risa, llamando la atención de los demás, su profesora de Literatura los mando a callar.

- Digamos que soy un encargado de atraer gente a pelear en competencias, ahí se juntan muchas personas, varios salieron siendo ricos o boxeadores famosos. -Explicó.

Ahora Enzo no sabia que decir, quedo con la palabra en la boca. ¿Ser como un boxeador?, nunca hizo eso, osea si se agarro a piñas con otros chicos pero era diferente, en su barrio no había reglas, se valía de todo hasta una vez había quedo internado por que uno le clavo una arma blanca.
Aparte de que tampoco recibia plata por pelear.

- No hago ejercicio, es por tanto correr después de robar un kiosco, diferencias pa. -Dijo, confundiendo al otro con cada palabra que salía de su boca.

- Bueno pero por lo menos hay resistencia, lo cual sirve...supongo. -Quiso seguir hablando pero la profe llamó la atención para que por fin pueda empezar la calse.

La señora les había dado unos minutos para que se conocieran, ese año en el colegio hubo muchas inscripciones quedando secos al no tener más bacantes, lo cual era bueno para los directivos.

Despues de eso, Enzo le dijo a Martinez que le pasara su insta para poder estar comunicados. En las siguientes horas no se dirigieron la palabra.

El recreo fue lo más difícil para Enzo, Martinez se fue con sus amigos y él quedó ahí, en medio de todo, no conoce a nadie y se sentía incómodo, el lugar es muy grande a comparación de su anterior colegio, que era una mierda en todas las letras.

"El Altos" era un lugar re diferente con dos pisos, las escaleras brillosas y baños limpios con papel y sin escrituras en la puerta, el kiosco era un oasis en medio del grande patio, todos estaban la mayoría del tiempo ahí haciendo fila.
Un lugar de diez era pero muy perfecto para Enzo, prefería su anterior colegio donde ni había para hacer pis, el kiosco se la pasaba cerrado, el piso super sucio con algunas plantas saliendo por la cerámica rota o los puntos ciegos donde te podías escapar, extrañaba eso.

Observo como todos salían para reunirse con sus amigos y él estaba ahí, parado en un costado, no le importaba estar solo y sin amigos, total en su anterior colegio era lo mismo en eso, se la pasaba fumando atrás del establecimiento para pasar las horas y volver a casa.

Era lo único que el pelinegro se permitió en no cambiar asi que ya estaba viendo como salir sin ser visto para fumar pero antes de si quiera moverse, por la puerta que da al patio salieron cuatro chicos que se le hacían conocidos.

Tenían buena pinta, facheros con sus zapatillas de marca, collares de oro y ropa bien planchada, sus cortes de pelo casi iguales pero de diferentes colores de pelinegro hasta pelirrojo pero hubo uno que le llamó la atención, no lo iba a negar.

No se veía más alto que él, su pelo castaño tenia leves rulitos haciéndolo ver más inocente de lo que aparentaba, su cara era casi perfecta si no fuera por los granos, supuso que la acné pero quedando como anillo al dedo. Aunque de todo lo que vio en el pibe ese fue su cuerpo, casi se muere o despierta.

El pecho se notaba fornido pero sin ser exagerado, buenos brazos, con buenas gambas y un culo de mierda, para Enzo el mejor culo que vio en su vida, se sentía hipnotizado al verlo caminar, sin duda el mejor.

Al toqué dejo de babear y se apresuró a seguirlo, lo iba a encarar y sacarle el intagram de una, capas que se conseguía la mejor noche de su vida con él, no tenía duda de eso.

Cuando estaba por llegar al chico sintió que lo agarraron del brazo para detenerlo, se giro enojado para ver al pelotudo que se le ocurrió tocarlo, tenía pensado sacar su navaja que tenia escondido en su boxer sin embargo se calmo al ver al único compañero que le habló, Lisandro.

- ¿Qué te pasa pelotudo?, soltame gato. - Habló molesto por la actitud del, entre comillas, extraño.

- Si te le llegas a acercar estarías con muchos problemas, no te lo recomendaría. -Su tono de voz fue seria haciendo a Enzo levantar la ceja, curioso.

Turromantiko || Julian×Enzo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora