EL CAMINO DEL AGUA Pt 3

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Los días después de ese transcurrieron de la manera más normal posible, Hawnu fue revisado en diversas ocasiones por la Tsahik sin que ella pudiera encontrar el motivo de porque se desvaneció, lo cual fue bastante extraño, al menos las anteriores ocasiones tenían explicación.

El seño de la Tsahik se mantuvo todo el tiempo fruncido poniéndolo bastante nervioso, de alguna manera parecía más preocupada que en otras ocasiones.

No sabe que provocó ese cambio, incluso lo mantuvo inactivo varios días tratando de normalizar su temperatura corporal, lo cual agradece porque aún con muchas mantas parecía que el frío salía de sus huesos.

Solo había un na'vi que podía combatirlo y aunque nunca lo admitiría, agradece a Aonung por ello.

Unos días después ya estaba recuperado y Ronal tuvo que dejarlo continuar con sus actividades muy en contra de sus deseos, así pudo escapar un poco de la mirada vigilante de la Tsahik y por fin sentirse un poco seguro para teorizar con lo que le sucedió.

Se sintió muy similar a aquella vez que se alejo por mucho tiempo del mar, pero esta vez no tenía sentido, estaba literalmente sobre el mar en ese momento.

Lo que parece haberlo detonado fue su recuerdo (que ahora atesoraba en lo más profundo de su corazón), al final del día en los recuerdos del pasado su energía era muy diferente a la de ahora.

Se pregunta si es esa la razón de su falta de memoria.

Pensaba en ello con regularidad, si seguía su plan de conectarse con el océano, si se volvía estable como ella dijo, ¿recordaría? ¿Podría buscar a su familia sin estar atado a la cercanía del mar?

Pensarlo no le trajo tranquilidad, no podía solo marcharse el necesitaba mantener la isla a salvo, la posibilidad de irse hizo que una sensación agria se posara en su pecho como si hubiera comido algo amargo.

De alguna manera, no cree que sea la única razón.

Aonung entró al marui sacándolo de esa espiral. Solo murmuró un saludo antes de sentarse a su lado con un suspiro cansado.

Como una rutina Hawnu espera con paciencia a que Aonung deje salir todo su estrés con respiraciones rítmicas, le acerca un cuenco lleno de flores para té que Hawnu estaba deshojando, pidiéndole en silencio qué le ayude en su tarea.

Aonung no tarda en hacerlo, la tarea tan tranquila y mundana parece ayudarle a relajarse hasta que por fin su espalda deja de estar tan tensa.

-¿Mal día? -Hawnu le pregunta después de un rato observando con detenimiento, no ve nada tan fuera de lugar, solo se encuentra algo sucio.

-¡Es que estos chicos son bastante trabajo! -Aonung resopla tomando una de las flores para quitarle sus pétalos en automático-No pensé que ser un mentor fuera tan complicado, supongo que me acostumbre a que tu seas mi alumno estrella.

Hawnu siente sus mejillas arder ante el comentario y se permite sonreír algo engreído.

-¿Qué pasa? ¿No puedes con unos niños próximo gran olo'eyktan?- siente un suave golpe en su mejilla que Aonung le proporcionó con una de las flores.

-Claro que puedo, si enseñé a un bebé gigante como tu- Toca su nariz con su dedo índice, lo ve sonreír presumido cuando nota la expresión fastidiada de Hawnu.

-Bueno si pudiste conmigo no se porque te quejas de los chicos, seguro que ninguno es tan malo como yo. -Hawnu agarra el dedo de Aonung torciéndolo un poco.

Aonung grita sorprendido y se retira rápido.

-Yo nunca dije que fueras pésimo, ¡aprendiste bastante rápido! -sostiene su dedo sobándolo un poco, aun así, sonríe de nuevo- para ser un bebé gigante.

Lo que trae la marea -Aonunete-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora