Lo odio, no tiene ni la mínima idea de cuánto, desde ese día, mi vida se volvió un infierno. El ser al cual tanto admiraba me humilló de la peor forma posible frente a todo el mundo.
Me olvidaré de ti, Enzo Vogrincic, tarde o temprano, pero lo haré...
Estos últimos dos meses he estado saliendo con Enzo, pero no ha pasado a mayores, él ha respetado mi espacio, ya que está enterado de lo de Matthew, por lo cual aún no somos pareja.
Con el estómago revuelto y el corazón lleno de dudas, llore, llore mucho.
Matthew es el chico ideal, el que todas quisiéramos, el chico que ama de verdad. Que rompería su corazón en mil pedazos para reparar el tuyo.
Pero qué difícil es el amor, no nos podemos obligar a enamorarnos de alguien por el cual no sentimos atracción. Mi imperio romano es y siempre será no poder amar en un sentido de pareja a quien movería cielo y tierra por verme feliz, que a pesar de que yo no siento lo mismo lo siga intentando. Aunque no parezca, duele como una puñalada al corazón, como si quebraran tus huesos en miles de pedazos.
El timbre de mi casa me sacó de mis pensamientos, y me despertó de esos sentimientos de confusión.
Bajé para abrir la puerta, encontrándome con un hombre alto, elegante y con presencia masculina.
Era él, era Enzo, era el que había vuelto a ponerme el mundo de cabezas y mis pelos de punta.
Pasamos a mi habitación.
Te extrañé —dijo el mayor para darme un cálido abrazo.
Y yo a ti muchísimo más. — dije correspondiendo.
Te vez como que más guapa, no sé si son ideas mías, y además esa pijama te queda preciosa—dijo este mientras me daba una vuelta y me observaba de arriba a abajo.
¿Tú crees? —pregunté en un tono de burla mientras me acercaba más a él.
Sí, aunque sé que te verías mejor sin ella —respondió este para seguidamente cortar completamente la distancia que había entre nosotros, hundiéndonos en un muy apasionado beso, el cual poco a poco se fue intensificando.
Sus labios bajaron hasta mi cuello y con delicadeza me arrecosto a la cama, para luego quitar la parte de abajo de mi pijama.
¿Estás segura? — preguntó el mayor, a lo cual accedí.
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Minutos después
Estaba completamente desnuda, acostada, abrazada a Enzo, el cual estaba igual que yo.
Creo que al fin ya no tenía dudas de con quién quería estar.
Te amo —me susurró este antes de quedar completamente dormidos.
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No paro de pensar en Matthew.
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