Con los primeros rayos del Sol mostrándose en el horizonte, los vestigios de la decisión interina que había conseguido el de rostro fino, también anunciaban su presencia; el castaño conducía a una velocidad media, intentando concentrarse en el camino y no en las ideas que le carcomían el cerebro, cual zombies, aquella culpa que había nacido en el momento en que una parte de lo que lo atormentaba adquirió un nombre. Nombre que le seguía estremeciendo con solo pensarlo, así como la idea de meditar aceptarlo, optando por tomarse un tiempo para otorgarle a su mente un poco de paz mental, respirando al entrar al barrio que lo llevaba a sus recuerdos, regresando a su niñez por algunos segundos, aparcando su vehículo para andar hacia la vivienda que tenía sus inicios, suspirando antes de tocar el timbre.
-¿Si, diga?- Quitándole considerablemente el habla, Hoseok observó a la mujer , igual de sorprendida que este.
-¿Quién es mamá?- Seguido de la matriarca Jung, la hermana mayor del doctor mostró su rostro- ¿Hoseok?¡Hermano que gusto verte!- Rodeándolo Jiwoo recibió al varón, que continuaba estático.
- ¡Pero que milagro hijo! ¿Por qué no avisaste que vendrías?- En otra ocasión el de hoyuelos habría atrapado a ambas féminas entre sus extremidades, sin embargo ese día no se consideraba capaz de controlar su cuerpo, mucho menos su cabeza y sus expresiones ni se digan, que inquietaron a la mayor- ¿Hoseok, qué te pasó?
- Entra hermano, cuéntanos que tienes.
- Agradezco que me hayan recibido y francamente ahorita solo deseo estar con ustedes. Quiero olvidarme un poco de la capital-. Alargando sus brazos a cada costado, Seok acercó a las dos mujeres, que lo estrecharon.
- De acuerdo Seokie, si tuviste un mal día, nosotras te apoyaremos para que te distraigas-. Tratándolo cual niño pequeño, Jiwoo le despeinó al alborotado cabello al de rostro fino, besando su mejilla.
- Ok hijo, acompáñanos a desayunar-. Dejándose llevar, el más alto de los presentes caminó hacia donde le indicaban, saboreando como nunca antes el sazón de su madre, que a su parecer le generaba una sensación que lo transportaba al pasado.
Lo siguiente que ocurrió fue que los hermanos accedieron a salir por los encargos para la comida tal como cuando eran más jóvenes, inundando se del mismo aire, los mismos aromas; ya no los locales de antes o las personas, en tanto el trato se conservaba similar, añadiendo las jugarretas de los Jung, lo que llenaba de dicha al atormentado corazón del menor de estos. Las cosas continuaron así hasta la hora de la comida, en donde madame Jung utilizó ese momento familiar para conseguir una respuesta, ya que dentro de la tranquilidad que había adquirido su hijo, sabía que debajo quedaba el problema, lo entendía con solo verle la cara.
- ¿Ya nos vas a contar lo que te pasa Hoseok? Soy tu madre y soy capaz de ver como te esfuerzas por asimilar paz, pero sigue habiendo algo que no te deja. Puede que no tenga la oportunidad de intervenir, más si te podemos escuchar no te juzgaremos Seokie. Ten nos confianza-. El nombrado asimilaba su posición, por un lado el semblante sombrío con el que había llegado lo abandonó, empero únicamente requirió meter la mano a su bolsillo del pantalón en busca del ticket de una compra para encontrarse con la fotografía que le había tomado al apiñonado semanas atrás, sintiendo como una ola fría lo golpeaba, volviendo sus pensamientos tan frecuentes y fuertes como en la madrugada en que salió del hospital, encogiéndose al ver la mirada de su progenitora clavada exclusivamente hacia él.
-Hay un chico que se llama Taehyung, Kim Taehyung. Me contrataron en el psiquiátrico para tratarlo. Aquí esta una foto suya-. Extendiendo le la imagen en la mesa, la mayor fue quién primero la sostuvo analizando la, con su entrecejo arrugado.
-¿Y por qué tienes una fotografía suya?- Alzando un poco la voz la señora habló, sintiendo la mano de su hijo en su dorso, ya que se había percatado que la cuestión podría ser más grande de lo que pensaban.
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PSIQUIATRA (Vhope/Hopev)
FanfictionHoseok, un psicólogo recién graduado obtiene lo que muchos desean, un trabajo en un hospital cercano a dónde vive, lo que por ende conlleva a su primer paciente, un muchacho joven.