Capítulo 1

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— Joder, Isa, te he dicho mil veces que no pongas "e.t".

—­­Y yo te he dicho mil veces que es un peliculón – suspira — venga ya Daf, que esta noche duermo yo por el lado de los monstruos — Dice tirando puñetazos al aire.

—Chicas, ya me voy a trabajar ­— dice mi madre acomodándose el moño — no se acuesten muy tarde y pidan una pizza o algo por glovo que no tengo cena preparada — dice cogiendo las llaves de la encimera — por cierto, Dafne recuerda que el dinero está en el primer cajón de la isla.

—Sí mamá, no te preocupes por nosotras, veremos unas pelis, cenaremos el glovo y nos acostaremos, no pasará nada. — dije en tono rutinario para que se tranquilizara.

—Vale, pues hasta mañana mis niñas — dijo mi madre dándonos a Isa y a mí un beso en la frente.

—Buenas noches, señora Bradley, nos portaremos bien — dijo con cara de santa, aunque no tenía ni una pizca de ella.

—Isa, no me llames por mi apellido, llámame Emma, te lo he dicho cientos de veces.

—Y a mí siempre se me olvidan, lo siento, me sale solo.

—Bueno, que no se te olvide para la próxima — mi madre mira el reloj de la cocina distraída — ¡pero que tarde se me ha hecho!, me voy corriendo, chao, chicas — dice saliendo por patas por la puerta.

Unos minutos más tarde tocaron el timbre y pensé que sería la comida que habíamos pedido, pero si fuera así como mínimo se teletransportaron porque la habíamos pedido hace no más de 3 minutos, pero, aun así, abrí la puerta con el dinero en la mano. Sin embargo, al abrir la puerta me encontré con unos ojos verdes que resplandecían como un bosque encantado, unos labios finos pero tentadores, que formaban un arco perfecto cuando sonreía, oh y su sonrisa, su sonrisa era amistosa e iluminaba su rostro. Tenía el pelo liso como la seda que caía suavemente sobre sus hombros en un cleo que tenía puesto, era de un color castaño claro como la tierra acariciada por el sol al atardecer que combinaba a la perfección con sus ojos. Cuando comenzó a hablar desperté del sueño de chica que tenía en frente de mis ojos y rápidamente me coloqué el pelo. Su voz era suave y cálida que te envolvía como una manta reconfortante.

—Hola, soy Layla Davies del, D.I.M., (Departamento de investigadores por el mundo) y mi grupo de investigadores y yo estamos trabajando en el P.I.H.R.O.S. (proyecto de investigación para hacer realidad objetos o sueños). Ahora, terminado nuestra tesis escrita, nos toca hacerlo real y dar datos reales. Hemos investigado en distintos animales y no es mortal, ni causa ningún tipo de daño. Durante esta semana van a emitir esta noticia por la tele para hacerlo ver, pero también hemos decidido que era mejor acercarse a la gente tocándoles a las casas y repartiéndoles unos folletos. Nuestro proyecto se trata de beber una especie de batido, que hemos hecho en nuestro laboratorio, en el que, según nuestra teoría, deberías pensar lo que quieres y de alguna forma el mundo te lo dará en no más de 5 horas, ni en menos de 2. Nuestros jefes nos han pedido que lo anunciemos, le demos publicidad, hagamos datos y porcentajes reales a ver en cuántas personas de la población funciona y porqué. Así que me gustaría daros este folleto para que vean nuestras redes sociales, dónde y cuándo pueden hacer esto para ayudarnos y muchas cosas más. Si tienen alguna pregunta, por favor, estaría encantada de resolvérsela y contar con ustedes para ayudarnos.

—Bueno, empezando por el principio ¿no eres muy joven para esto?, o sea, no pareces tener muchos años más que nosotras, ¿por qué? — preguntó Isa, para mi gusto un poco grosera, pero no iba a regañarla en frente de una desconocida, se lo diría luego.

—A ver, tengo 19 años, pero es porque soy superdotada o como se diga ahora y me adelantaron varios cursos, ¿algo más?

—No, creo que nos lo has explicado muy bien y lo hemos entendido, ¿verdad Isa? — dije seria para que esto se acabara porque conociendo a Isa, se pondría a cuestionar a la pobre chica hasta el fin del mundo.

—Sí, lo ha hecho genial, muchas gracias, veremos a ver cuándo podemos ir. Me ha encantado la idea y espero que funcione.

—Gracias chicas, espero veros allí la semana que viene.

Al despedirnos de la chica con una amplia sonrisa y verla marchar cerramos la puerta e Isa me empezó a convencerme para ir allí y probar el batido aquel. Tras mucho tiempo discutiendo, incluso mientras cenábamos, elegíamos y empezábamos a ver la peli, acepté para que me dejara ver la escena en la que Leonardo DiCaprio agarra a Kate Winslet por la cintura en la proa del barco en la peli "Titanic".

—Daf — me llama Isa nada más acostarnos en mi cama. Me giro hacia la izquierda para mirarla en lo que me tenga que decir — ¿cuándo vamos a ir a la prueba esa del batido?

—¿Perdona, ¿qué batido? — dije con una voz muy adormilada para que pillara que estaba cansada y que era mejor seguir hablándolo mañana, pero claro está que no coló

—Venga ya Daf, no me digas que no te acuerdas, el batido para pensar lo que queremos y todo ese rollo que nos soltó la chica de antes que nos tocó a la puerta.

—Ah, bueno no sé, ¿tú crees de verdad que va a funcionar?

—¿La verdad? No creo, pero así quizás descubras que quieres ser, eso es interesante, ¿no te gustaría trabajar en eso?, quiero decir, que a lo mejor puedes ver si te parece divertido, aunque no consigas los resultados deseados.

—Isa, ya sabes que no me gusta eso de ir a algo solo por mi bien, pensaba que querías ayudar a la pobre chica, pero, está bien. Podemos ir la semana que viene cuando abra, después de clase, pero luego tenemos que ir a tu casa hacer el trabajo de biología. — quería ir por el simple hecho de volver a ver a la chica de la sonrisa que captó mi atención.

—Ya lo se Daf, pero podemos hacer las dos a la vez, bueno, ¿fiesta de pijamas y vamos juntas el martes a clase? — asentí con la cabeza para darle a entender que estaba de acuerdo con el plan y me giré hasta quedar boca arriba, mirando las estrellas de plástico que brillan en la oscuridad, que tenía pegadas en el techo de mi habitación. Se veían brillantes encima del dibujo de la galaxia que tenía en el techo. Me gustaba, de niña, mirar por el telescopio con mi padre, en las noches claras de verano, cuando llegaba el invierno, dejábamos de hacerlo por el frío y como era muy testaruda, mi padre me pintó una galaxia en el techo de mi habitación para nunca dejar de ver el universo. — Buenas noches Daf — me devolvió Isa a la realidad.

—Que sueñes con los angelitos Isa — no sé por qué seguía diciendo eso, a lo mejor era muy cursi para alguien de 16 años, pero cuando nos conocimos y se quedó a dormir en mi casa por primera vez, se lo dije y ahora se ha quedado como una broma nuestra. La verdad es que no la conozco desde hace mucho tiempo, bueno desde primero de la ESO, hace 4 años, casi 5, realmente si es bastante tiempo. Desde el primer momento conectamos genial, haciendo un trabajo de clase. A partir de ahí nos hicimos íntimas, no nos separamos para nada y si lo hacemos vamos a contarle a la otra lo que hemos hecho automáticamente. Es mi mejor amiga y espero que lo siga siendo para siempre.





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