Capítulo 8

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Abrí los ojos relajada, me senté y miré a mi alrededor y no era mi habitación, ni la de Isa, era la de Layla, me había quedado dormida ayer viendo la peli. Salí casi corriendo de la habitación porque llegaba tarde a clase y además Isa se preguntaría donde estaba, estaría preocupada. Al salir me encontré a Layla en la cocina haciendo en la sartén unas tortitas.

—Ah, buenos días Gamba, ¿qué tal has dormido? Estoy haciendo tortitas para desayunar — me dijo al mismo tiempo que ponía un plato lleno de ellas en la península donde estaban sentados Cris y Angela.

—Lo siento, otra vez será, si no me voy ya corriendo llegaré tarde al instituto — al acabar de decir eso Cris empezó a hacer como que se atragantaba.

—¿instituto? Layla ¿enserio te has tirado a un tío de instituto? Pensaba que habías mejorado tus gustos sin menores.

—Primero — dije interrumpiendo a Layla — tengo dieciséis y no nos llevamos tanto y segundo, no me he acostado con ella, nos quedamos dormidos viendo una peli.

—A ver chicos — intervino Layla mientras Angela estaba bebiendo de su café mirando el drama — Cris, es verdad, no nos acostamos, somos amigos y me da igual que esté en el instituto — le cayó la boca a su hermano — y Alex, siéntate a comerte al menos una, yo te acerco luego en el coche.

Le hice caso, me senté, comí un par de tortitas, me vestí y nos fuimos al instituto. Todavía quedaban quince minutos para entrar y estábamos bajando al garaje del apartamento de Layla. Había muchos coches allí y creí que el de ella era uno pequeñito, de conductora novata, pero en cambio encendió el coche y los pitidos sonaron en otra parte del garaje. Miré a mis alrededores y el único coche con las luces encendidas era un mercedes rojo Cabriolet que estaba descapotable. Miré hacia ella y le pregunté:

—¿Ese es tu coche? — me miró sorprendida por mi expresión.

—Sí, ¿por qué? — ahora era yo la sorprendida.

—Porque es un chochazo, puede costar hasta cien mil euros si no más.

—Me lo compraron mis padres, ya te dije que tenían mucho dinero.

—Sí, pero no esperé que tanto, ¿tu hermano tiene otro?

—Sí, en blanco, pero lo usa Angela porque él no quiere nada de mis padres, ya te dije que se portaron fatal con nosotros — me contó mientras nos subíamos al coche y me llevaba de camino al insti.

Entró en el aparcamiento del insti para dejarme en la puerta, mala suerte si quería pasar desapercibida porque todos se quedaron mirando el coche, incluso Isa, quien me miro extrañada.

—Gracias por traerme, hubiera llegado tarde y lo siento por dormirme ayer en tu casa.

—No pasa nada, avísame si al final te deja quedarte en su casa tu amiga para sino ir diciéndole a Cris y Angela que tiene nuevo compañero de piso.

—Vale, diles que se van a quedar sin sofá por las mañanas.

—¿Porqué sin sofá? — preguntó riéndose.

—Porque dormiré ahí, ¿no?

—¿Qué dices? No pienso dejar que te quedes en un sofá durmiendo dios sabe cuanto tiempo, te quedarías sin cuello.

—Entonces ¿tienes una cama escondida que poder ponerla en tu habitación?

—No, no digo eso, no tengo más camas, digo que podrías dormir conmigo, en mi cama, como hoy. ¿Tienes algún problema con dormir en la misma cama? Porque si te sintieras incomodo mejor compramos una cama y ya.

Cuidado con lo que deseasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora