Seis

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Los días pasaron y entonces llegó el tiempo en el que los Chen cumplían veinticinco años de casados y por ello tenían programado tirar la casa por la ventana con esa celebración.

Como cada mañana, Kenta y Babe disfrutaban de su desayuno en la mesa de la cocina, junto con los demás empleados.

...-Venga hijo, comete eso rápido y ve a junto la señora para que te dé la lista

-Si madre, voy enseguida...hay mucho que hacer- dijo el beta masticando a toda prisa.

-Babe, cariño, apúrate tú también que tenemos que contar la vajilla y revisar las copas... Luego plancharemos los manteles. Está todo por hacer- habló nuevamente la cocinera.

-Ya he terminado- contestó el más joven rápidamente.

-Ya he terminado- contestó el más joven rápidamente

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La omega asintió y entonces se dirigió a los demás.

-Bueno, ya sabéis lo que tenéis que hacer cada uno, ¿verdad?... Tiene que estar todo perfecto, ¿entendido?- ordenó.

-¡¡¡Si Berta, entendido!!!- contestaron todos al unísono.

Los sirvientes estaban muy atareados desde días atrás pues sería la más grande de las fiestas que se habían celebrado en la casona, por lo que todos estaban muy contentos a pesar del mucho trabajo que tenían.

El más feliz y entusiasmado era Babe, ya que le encantaban las fiestas, la música, los adornos y la comida que Berta preparaba para esas ocasiones.

No le importaba que fuese cuando más trabajo había y despierto soñaba con que algún día él sería uno de los invitados a una celebración así, junto con la demás gente vip.

Este reía y parloteaba, recordando cuando había trabajado a servicio de las cuatro jóvenes omegas y lo mucho que le gustaba ayudarlas a prepararse, haciendo que lucieran preciosas con sus elegantes vestidos, adornándoles el cabello con maravillosas coronas y diademas.

También les contaba las divinas joyas en sus manos y cuellos y perfumes que estás usaban, ya que las fiestas en aquella casa habían sido muy a menudo y al crecer ellas aún más pues habían tenido muchos pretendientes, por lo que sus padres habían celebrado muchas cenas y bailes para que sus hijas buscasen marido.

Los Chen por lo visto también tendrían muchos invitados a su fiesta, ya que la lista que la señora acabó dándole a Kenta era interminable, haciendo falta muchísimas cosas.

Con motivo de esa celebración, habían contratado una costurera que les había tomado las medidas a los empleados pues tal celebración merecía que ellos también tuvieran su mejor uniforme para lucir bien ante los invitados y no desentonar en medio de tanta elegancia.

La familia por su parte se compró los elegantes trajes en una boutique exclusiva del centro, junto con lujosos accesorios, los cuales los trajo días después, un furgón ya totalmente ajustados a los gustos cada uno.

Las doncellas y Babe se encargaron de guardar en cada armario: los vestidos de las mujeres,los cuales fueron confeccionados con telas muy finas y brillantes y los trajes de Anthony Chen, de su hijo menor, de sus yernos y nietos, eran muy elegantes y en tonos oscuros.

Las joyas y relojes que se veían carísimos y los distintos adornos para el cabello de las mujeres, los guardaron en los joyeros.

Los dueños con esta celebración tenían una doble intención pues con esta fiesta, además de celebrar su propia felicidad juntos, querían encontrarle al fin un esposo a su único hijo.

Way no había aceptado a ninguno de los hijos de socios y conocidos del gremio, por lo que con esta ocasión tan oportuna, pretendían ampliar el abanico de posibilidades en cuanto a conocer a posibles pretendientes.

El más esperado era el joven empresario multimillonario y soltero, dueño de Krittin's Corporation pues aunque había rechazado otras invitaciones, tenían la esperanza de que esa vez sí acudiera.

Para ello, Anthony había estado mostrando interés en iniciar negocios con Charlie durante varios días, insistiendo fervientemente, hasta que había logrado despertar la curiosidad del joven alfa.

A este le había llegado la invitación por mensajería días atrás y en un principio había decidido no asistir pero al llegar la tarde del viernes, finalmente cambió de idea.

Lo cierto es que no le convenía nada tener al veterano empresario en su contra, así que no le quedaba otro remedio que presentarse allí y sonreír, a pesar de que se esperaba que sería otra agobiante y estúpida noche como las que odiaba.

Conforme se acercaba la hora, su molestia y desgana se fue acentuando y eso, junto con todo el estrés que tenía acumulado, decidió llamar a la agencia y que le mandasen a un par de omegas para poder desahogarse antes de acudir.

No quería ir así de frustrado a la dichosa fiesta y acabar estrangulando a alguien, así que llamó desde su oficina a la agencia y cuando llegó a su casa, tiempo después, se sacó su incómodo traje, se sirvió una copa, se tumbó en la cama y esperó su encargo, el cual apareció media hora después.

Charlie dejó dicho a su ama de llaves que los hiciese pasar a su habitación en cuanto llegasen y que no lo molestarse.

Ellos eran un hermoso omega moreno y una preciosa omega rubia, nada más verlos le resultaron muy apetecibles y aunque su olor era muy intenso, con la excitación que tenía pensó lograr soportarlo.

Quiso destrozarlos de placer en cuanto estos se despojaron de sus atuendos, por lo que  Charlie gruñó deseoso al verlos gatear en la cama acercándose y comenzando a llenarlo de caricias y besos por todo el cuerpo.

De repente el omega hombre cogió el pene de este, el cual estaba muy duro y comenzó a lamerlo y saborearlo, era grande y casi no le cogía en la boca, mientras que la hembra se dejaba acariciar y saborear los pezones, por Charlie.

Después de varias horas de intenso sexo con esos omegas, follandose un par de veces a cada uno, el alfa los echó rápidamente y de malas maneras, ya que estaba aliviado y el olor de estos comenzaba a incomodarle.

Después de calmar su furia, el joven alfa se dio una larga ducha y a continuación buscó en su enorme vestidor, la ropa y los complementos que llevaría en la noche.

Al final, este se decidió por un pantalón negro y una chaqueta negra de piel con corte italiano, al igual que los zapatos pues a su entender, estos eran los más elegantes.

También eligió de sus cajones de la cómoda, donde guardaba celosamente su gran colección, un hermoso y carísimo reloj suizo de oro y diamantes, unos gemelos de oro con sus iniciales grabadas y un sello también de oro y con sus iniciales a juego co...

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También eligió de sus cajones de la cómoda, donde guardaba celosamente su gran colección, un hermoso y carísimo reloj suizo de oro y diamantes, unos gemelos de oro con sus iniciales grabadas y un sello también de oro y con sus iniciales a juego con estos.

Les tenía mucho cariño pues habían sido uno de los últimos regalos, el cual le habían hecho sus padres antes de morir.

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4. Pobre omega infeliz - CharlieBabe - Omegaverse TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora