Charlie es un peculiar alfa solitario, el cual a pesar de su delicada y delgada apariencia, esconde una naturaleza salvaje y cruel, debido a que es un pura sangre.
Jamás ha sentido nada más allá de un vil y simple deseo por los omegas, ya que para é...
Way contempló el enorme paquete que había en la sala, tras entrar en la casa, luego de ir a dar una vuelta con sus amigos de la universidad.
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Pensó que sería un regalo de su padre para su madre por aquello del reciente aniversario pues Charlie ya le había mandado otro ramo de flores dos días atrás pero al acercarse vio que la tarjeta tenía su nombre.
El joven alfa la cogió, quedándose blanco cuando la leyó, por lo que no pudo evitar ruborizarse pues de nuevo era un regalo de su pretendiente.
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Espero que te guste. Ansío verte de nuevo.
Charlie Krittin
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Rápidamente Way lo abrió, rasgando el embalaje con fuerza pues la curiosidad lo mataba y entonces se encontró que en el interior había un gran oso de peluche.
-Oh Wow, ¿y eso?- escuchó a su padre el cual entró en ese momento junto al chófer, los cuales se le quedaron mirando al verlo tan sonriente y abrazado al oso.
-Es de Charlie
-Vaya, es igual de enorme que los ramos de flores que ya te ha mandado. Al parecer tu pretendiente no escatima en gastos para contentarte- habló nuevamente Anthony muy contento pues su plan iba muy bien-...Anda por favor, Pete coge ese oso y llévalo a la habitación de mi hijo. Él y yo hablaremos
-Bi-Bien señor- dijo el beta tras dejar de mirar al joven alfa.
Way se arrepintió en ese mismo instante de ser tan tonto y alegrarse por el lindo y suave presente del joven empresario pues se las había mandado un tipo que ni siquiera le interesaba y eso estaba llenando de júbilo a su padre.
Además lamentó su comportamiento, ya que no quería verse como una tontorrona y enamoradiza omega ante Pete pero lo cierto era que no había podido evitar que el peluche le gustase.
-Ven, hijo..vamos a mi despacho
-Si, padre- dijo este cabizbajo, justo antes de lanzarle una triste mirada al chófer.
Cuando Pete vio entrar a padre e hijo en el despacho, muy molesto subió las escaleras con el enorme oso en su regazo y en cuanto entró en la habitación del joven alfa, sus fosas nasales se llenaron del intenso y dulce aroma de éste, sintiéndose como estar en el paraíso.
Tras recobrar el control, lo dejó junto a la cama y como masoquista cogió la almohada y la olisqueó, entonces miró hacia el armario y tras abrirlo lleno sus pulmones.
-Oh joder, hermoso, ¿Por qué me gusta tanto tu aroma?
Finalmente caminó hasta la puerta para irse pero entonces reparó en que la tarjeta se había caído al suelo, la cual había venido bajo una de las patas delanteras del oso.
Dudoso la leyó y a continuación chasqueó la lengua con fastidio.
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-Estupido niño rico, estoy seguro que ni siquiera te gusta, ¿Qué es lo que buscas?... Te ha faltado tiempo para perder el culo por cuatro palabras dulces y estos malditos regalos- gruñó enfadado sujetándose la cara mientras intentaba tranquilizarse-si te gustara no tendrías esa tristeza en tus ojos
Tras unos minutos, el beta salió de allí pues le pareció escuchar ruidos en los pasillos, así que a continuación bajó las escaleras, encontrándose con Way.
El joven alfa lo miró, queriendo decirle algo pero finalmente desistió pues creyó que no merecía la pena, ya que eran de mundos diferentes y jamás podrían estar juntos.
Sin embargo, tras verlo alejarse escaleras abajo sin mirar atrás, este corrió a su habitación y se tiró en la cama, donde rompió en un llanto desconsolado, ya que era injusto todo lo que ocurría pues él tan solo obedecía órdenes de su padre.
No sabía que hacer, no quería que Charlie lo cortejase pero su padre lo obligaba y si por él fuese, hubiera deseado mil veces que fuera Pete él que le hubiese regalado esas cosas pero tenía que soportar que fuese ese alfa delgado y pequeño millonario, con el cual sus padres estaba encantados y felices.
Entonces empezó a pensar que si se casaba con él, éste seguro quería tocarlo, besarle e incluso poseerlo y marcarlo, a continuación múltiples náuseas vinieron a su boca y corrió al lavabo, ya que sintió repugnancia.
Por su parte, Pete fue a su habitación mientras no estaba la cena, ya que seguía muy molesto y en realidad no sabía porqué le afectaba tanto lo que hiciese el joven alfa pues sabía perfectamente que no tenía ninguna posibilidad de tener nada con él.
Entonces recordó el dulce y exquisito aroma que había en la habitación, luego pensó en sus preciosos ojos y su maravillosa y apetecible piel, ya que el alfa le parecía una auténtica delicia y de repente se dio cuenta que se había puesto duro.
Empezó a acariciar su prominente bulto, el cual estaba muy caliente, haciendo que eróticos gemidos salieran de su boca.
Acto seguido se metió la mano por dentro del boxer y cogió su pene, imaginando que era la mano de Way.
Suavemente empezó a bombearlo pensando en la cara del joven alfa sonrojado, recordó lo tierno y sexy que se veía, entonces intensificó el bombeo pronunciando su nombre un par de veces, finalmente se corrió en su propia mano.
Luego de unos minutos jadeando y repitiendo el nombre de este, el chófer se corrió en su mano.
...-Oh joder, ¿Qué estoy haciendo?
El joven alfa era un jodido y excitante dolor de cabeza, que si seguía así, probablemente se acabaría convertiendo en un grandísimo problema.
