6_Mi nueva vida•

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Fue en ese momento cuando me acordé de las palabras que Calix me había dicho en mi casa, algo sobre que venía de una familia de reyes, o algo así.
Quería exigir respuestas de lo que estaba pasando, pero no me salía ni media palabra. Las palabras se atoraban al querer salir de mi boca.
Lo único en lo que pensaba era, ¿por qué a mí? Solo era un chico normal, con lo que creía era una vida normal, al parecer estaba muy equivocado.
Estaba tieso en el centro del lugar, manteniendo la mirada fija en el suelo, con Calix todavía a mí lado.

—Calix por favor déjanos hablar en privado. Ustedes vayan también —les hizo un gesto con las manos a sus guardias y todos nos dejaron solos.

Una vez solos, ellos hablaron.

—Sigo sin poder creer verte acá con nosotros, vivo —la señora daba indicios que en cualquier momento se pondría a llorar.

Llevaba una larga melena negra, decorada con un pequeño flequillo.

—Te pido disculpas si nos comportamos un poco alterados —objeto él. Él era algo moreno, pelo corto y con una barba tejida de blanco—. Es que nos sorprende saber, que te encuentras con vida, después de tantos años.

—Lo lamento mucho, pero ustedes están muy equivocados. Yo no soy quien ustedes piensan. Acá hubo un error muy grande y...

Ambos rieron. Esto más que seguro era parte de un reality, que sin darme cuenta me habían llevado ahí y por eso todos eran muy raros. Seguro que en cualquier momento saldrían todos con sus cámaras ocultas, diciendo que gane algún tipo de premio.
Pero eso nunca sucedió.

—Yo se perfectamente quienes son mis padres —les confesé.

—Es una larga historia, pero tu en un principio vivías acá, con nosotros.

—No puede ser verdad lo que me estas diciendo.

—Pero lo es. Nosotros somos Bastian y Astrid Sarette y somos tus padres.

Hubo un momento de silencio, el único sonido era mi respiración agitada.
Yo me hallaba parado frente a ellos esperando a que sigan hablando y que algo de todo eso tuviera un poco de sentido.
Ella reanudo la conversación.

—Hace exactamente trece años, cuando tu solo tenias dos años, Summer acababa de entrar en una terrible guerra. Hubo miles de muertos, familias que perdieron a sus hijos en batalla y amigos que jamas pudieron volver.

Sollozo por un momento y me hizo pensar si tal vez había perdido a alguien importante. Luego continuo.

—El que lideraba todo el ejercito del mal se hacia llamar El Escorpión —¿Se hacia llamar? ¿Estaría muerto hoy en día?—. Gracias a la vida ya esta muerto, pero me estoy adelantando un poco. En ese momento cuando presencio que iba perdiendo ya que los valientes soldados del reino dieron todo de si, para protegernos y por un momento lo estaban logrando. Hasta que él decidió algo, que cambiaría nuestras vidas para siempre.

Le costo mucho poder seguir. Se tapo la cara y se largo nuevamente a lloriquear.

—Él mato a todos los primogénitos de las familias de Summer —término de decir el.

Me pareció una locura lo que escuchaba. Cada bebe, niño y adolescente arrebatado de esas familias y todo por, ¿poder?

—Nosotros como pudimos te llevamos con los humanos. Camuflados te dejamos en unos de esos lugares donde la gente deja a los niños para que otros los cuiden y...

—Un orfanato —respondí, sabiendo por fin quienes habían sido los responsables de tantos años de incertidumbre.

—Si hubiéramos tenido otra opción, algo más para hacer, lo habríamos hecho sin pensarlo, pero estábamos muy preocupados por tu bienestar, no podíamos arriesgarnos. Era eso o que termines muerto —mi supuesta nueva mamá se me acercó con intenciones de abrazarme.

El Hijo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora