capitulo 6

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El sol comenzaba a elevarse, el canto de los pájaros y una brisa fresca transformaban el día en algo verdaderamente hermoso. Los visitantes del castillo ya se habían ido, partiendo al amanecer. Todo parecía en calma, como de costumbre, mientras el bicolor se preparaba para dirigirse al salón del trono. La simple idea de pasar el día sentado junto a su padre, el hombre que despreciaba, le resultaba insoportable.

Se colocó su capucha con precisión, ajustándola para que cubriera su rostro de manera perfecta. Al salir de sus aposentos, algo inesperado llamó su atención: varios guardias corrían con prisa hacia el salón del trono. Un mal presentimiento se apoderó de él. Sabía que algo había ocurrido.

Habían capturado al azabache que se había infiltrado en el castillo días atrás. La noticia dejó a Shoto perplejo; parecía que el infiltrado no era tan hábil después de todo. Cuando su padre recibió la información, ordenó que el prisionero fuera llevado ante ellos.

Al ver al capturado, Shoto se dio cuenta de inmediato de que no era el mismo azabache que había visto antes. El hombre frente a él estaba marcado por enormes cicatrices y sus ojos azules penetrantes no dejaban de mirar a su alrededor con una intensidad inquietante. Su sonrisa era sádica, perturbadora.

—¡¿Qué es lo que quieres?! —exclamó el rey, llamando la atención del prisionero. Este, al oír la voz de su captor, dejó de observar al príncipe y centró su mirada en el rey.

—Yo... nada que el resto no quiera, Endeavor —respondió el prisionero con una sonrisa macabra que no abandonaba su rostro. Las marcas de golpes recientes en su cuerpo indicaban la batalla que había librado para llegar hasta allí. Estaba arrodillado en el suelo, con las manos atadas a la espalda y custodiado por dos guardias.

—No hay nadie que no quiera acabar contigo —respondió el rey con desdén, la ira evidente en su tono. Era evidente que el prisionero buscaba provocar una reacción. El rey, finalmente irritado por las provocaciones, desvió su mirada hacia su hijo, esperando que Shoto tomara algún tipo de acción.

—Oh... pero mira a quién tenemos aquí, el príncipe heredero —dijo el prisionero, notando el enojo de Shoto. La reacción del príncipe sólo intensificó la burla del azabache.

—¡Basta! —gritó el rey, su paciencia ya colmada.

—Shoto —llamó el rey, y el príncipe heredero se acercó obedientemente, con la capucha ocultando su rostro y su expresión. El prisionero no podía ver más allá de la sombra de la capucha de Shoto.

—Oh vamos, dejen disfrutar, sé que voy a morir pronto. ¡Ay! —dijo el prisionero antes de que los guardias lo golpearan.

—¡Está loco! —exclamó Shoto, su irritación en aumento ante la falta de respeto y la actitud imprudente del prisionero.

—¿Qué tal una batalla entre tú y yo, principito? —preguntó el prisionero, mirando a Shoto con desafío.

—¡Eso no será posible! —respondió Enji desde su trono, rechazando la propuesta.

—¿Acaso temes que le haga algo a tu hijito adorado, porque es muy débil? —se mofó el prisionero, enfatizando las palabras "adorado" y "débil", lo que provocó la furia de Shoto. Sin pensarlo, Shoto propinó un fuerte golpe al prisionero, dejándolo tendido en el suelo.

—Tendrás la batalla que deseas entonces —dijo Shoto, decidido. Pero sus palabras fueron interrumpidas por el estruendo de un golpe. El rey, enfurecido, estalló al golpear el apoyabrazos de su trono.

—¡Pero será conmigo! ¡Te enfrentarás a mí! —anunció Enji, levantándose de inmediato y señalándose a sí mismo. Dirigió una mirada severa a su hijo, reclamando su acción.

《un pasado no retornable》|| todobaku ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora