capítulo 1

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¿Quién en su sano juicio pensaría que un nacimiento podría traer tanta desdicha y caos? Ojos cegados por la envidia y un comienzo perturbador. Este es el caso de una familia real, consumida por el rencor y la rivalidad, dispuesta a hacer cualquier cosa por su ambición.

Era una tarde donde el sol aún se mantenía en el cielo, pero la lluvia no cesaba. La primavera había llegado, y la fauna y la flora comenzaban a resplandecer con colores vibrantes, marcando el fin del crudo invierno. En medio de ese renacer, nació el cuarto hijo del reino Endeavor, fruto del rey Enji Todoroki y la reina Rei Todoroki. Este niño fue proclamado por su padre como el digno heredero al trono, pues poseía aquello que el rey había buscado en sus otros hijos sin éxito: la fusión perfecta de ambos linajes, una anomalía de la naturaleza que tanto anhelaba.

Este hecho llenó de resentimiento y envidia al hijo mayor, el único que había heredado solo los genes de su padre. Al no recibir la atención del rey, y sintiéndose evidentemente rechazado, su ira no hizo más que crecer.

La noche ya había caído cuando el pequeño, con apenas unos meses de vida, dormía pacíficamente en su cuna. Su respiración suave reflejaba la tranquilidad de su descanso. Sin embargo, una mirada cegada por un peligroso sentimiento lo observaba en la oscuridad, acercándose sigilosamente con una daga en mano, apuntando hacia su pequeño pecho.

Un ruido resonó en la habitación: la daga había caído al suelo. El bebé rompió en llanto, alertando a quienes vigilaban las afueras de su cuarto. El atacante huyó sin lograr su cometido. Sus padres y los guardias acudieron al lugar de inmediato. Uno de los guardias se dirigió al rey:

—Majestad, creemos que fue uno de los nómadas del territorio vecino —dijo, arrodillándose y extendiendo la daga que llevaba el emblema de la tribu del "Gran Dragón".

Los ojos del rey se llenaron de furia. Aprovechó el incidente para declarar la guerra.

—¡¿Qué están esperando?! ¡Atacad de una vez! —gritó, con tal poder que sus palabras bastaron para que una gran tropa de soldados armados se movilizara de inmediato, con la orden de exterminar por completo a la tribu del Gran Dragón.

Así comenzó una noche terrible para la tribu del Gran Dragón.

Algunos se enfrentaban con Valentina. El jefe de la tribu ya estaba en la primera línea de batalla, habiendo hecho todo lo posible desde el instante en que uno de sus hombres le informó del ataque. La noche estaba envuelta en penumbras, y la tribu no tenía idea de las causas de esta nueva guerra. Lo único que sabían era que debían defender lo que les pertenecía; no se rendirían sin luchar.

— ¡ESTO NO SERÁ FÁCIL, PERO DEBEMOS RESISTIR! POR NUESTRA FAMILIA, POR NUESTRA TIERRA, Y POR LA MEMORIA DE NUESTROS ANTEPASADOS, NO PODEMOS DEJARNOS CAER! —bramó el cacique Masaru, levantando su espada y dando ánimos a sus guerreros. No sabía que esas serían sus últimas palabras de aliento en vida.

El caos reinaba a su alrededor, con gritos de batalla y el sonido del acero chocando resonando por todo el campamento. En medio de la confusión, un caballero con armadura plateada, portando el emblema de la familia Todoroki en su escudo, avanzaba sigilosamente hacia Masaru. Mientras el cacique luchaba valientemente contra uno de los soldados enemigos, el caballero aprovechó la distracción. En un abrir y cerrar de ojos, una espada se hundió en el abdomen de Masaru.

El jefe de la tribu, con su cuerpo debilitado pero su espíritu aún firme, logró derribar a ambos enemigos a pesar de la herida. Sangraba profusamente, pero se negó a ceder al dolor. Con voz firme, aunque debilitada, gritó a sus guerreros:

— ¡NO SE DISTRAIGAN! SIGAN PELEANDO.

Sus palabras, aunque teñidas de dolor, seguían siendo dominantes. Los guerreros, inspirados por la valentía de su líder, se esforzaban por continuar luchando, a pesar de la creciente desesperanza. Desde la distancia, Mitsuki observaba la escena con el corazón destrozado. Conocida por su fuerte carácter, contrastante con la serenidad de Masaru, ahora se sentía impotente. Con su hijo, un bebé de apenas unos días de nacido, en brazos, veía cómo todo a su alrededor parecía desmoronarse.

《un pasado no retornable》|| todobaku ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora