Matías se está enamorando de su omega, y es consciente de ello.
También sabe que Enzo avanza a un ritmo más lento que el suyo y aunque se siente ligeramente herido, sabe que es mejor que el omega vaya lento pero seguro.
No puede evitar sonreír cada vez que Enzo entra en la sala, sintiendo que la ilumina por completo. Ni puede evitar querer acercarse y decirle algo que haga que esa piel más oscura se sonroje, quiere besarlo, quiere llevárselo a donde nadie los vea y ...
"Sos un pajero, Recalt" se dice a sí mismo, reprendiéndose por pensar eso de Enzo nada más verlo entrar en la sala donde están todos.
Se le baja la calentura cuando nota que el omega se ve se ve estresado y se preocupa. Olfatea y definitivamente Enzo huele mal, algo lo molesta o lo entristece.
Quería llevárselo de allí por motivos muy diferentes, pero aprovechando que nadie repara mucho en él, acaba de pie junto al omega.
Con una sola mirada Enzo lo entiende perfectamente y deja que tome su mano sin preguntar, lo sigue hasta el camerino y se sienta esperando a que hable.
***
–¿Qué sucede, chiquito?
Enzo se había dicho a sí mismo que no iba a llorar, pero la escena que acababa de grabar lo había dejado mal, muy mal. Nada más aparecer en la sala su alfa se había dado cuenta de que algo no andaba bien con él y las lágrimas se deslizan por sus mejillas al percibir la preocupación real de Matías en su voz.
De inmediato siente los brazos de su alfa envolverlo y se siente mejor.
–N-no es nada, tuve que hacer una escena dura y me afectó... –le dice.
Matías no se retira pero nota como asiente. Su alfa es también actor y sabe mejor que nadie lo que siente al meterse demasiado en un personaje. Matías se queda con él, consolándolo silenciosamente hasta que deja de llorar y se calma por completo.
–¿Mejor, precioso?
Asiente, sonriendo ante el apelativo. Matías puede dar otra impresión desde fuera, pero es un alfa particularmente cariñoso, siempre lo llama por nombres bonitos y en privado lo toca todo el tiempo. Le gusta, le gusta mucho ese alfa y como lo hace sentir.
Siente los labios de Matías sobre los suyos y le corresponde el beso. Quizá no deberían besarse en un camerino que cualquiera puede abrir, pero algo dentro de él le impide parar a Matías.
No quiere llamarlo amor, todavía no.
El segundo beso lo inicia él. Matías parece sorprendido pero corresponde gustosamente y profundiza el beso. Un beso sigue a otro y en al algún momento el alfa termina sentado encima suyo, devorando su boca y él gime ante el roce de sus cuerpos.
–Enzo, precioso –murmura el alfa– ¿Y si repetimos lo del otro día?
Sabe perfectamente a lo que se refiere y se sonroja mientras los recuerdos del día que Matías lo había acorralado en ese mismo camerino lo invaden. No puede mentir, fue muy bueno y sí que quiere más.
–Mati... –suspira mientras el alfa empieza a dejar mordiscos en su cuello– Al final se van a dar cuenta, nos van a pillar...
Pero tiene tantas ganas como el alfa y cuando este lo mira con una sonrisa traviesa sabe que está perdido.
–Si no hacemos ruido nadie lo sabrá, chiquito. Venga, uno rapidito.
Matías se levanta de encima suyo y lo hace ponerse de pie también. Nunca sabrá como el alfa maneja tan fácilmente su cuerpo, pero acaba empujándolo contra la pared y cubriendo su cuerpo con el suyo. Matías se sitúa entre sus piernas y lo besa de nuevo mientras le empieza a quitar la ropa.
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Éxtasis [Matienzo]
Любовные романыEn la fiesta de presentación del cast, las cosas se salen de control y Enzo amanece con una marca de reclamo en el cuello. ¿Quién es el alfa que lo ha mordido?