Si yo fuera más joven

Capítulo 5: Lie with me, marry me

Acuéstate conmigo, cásate conmigo.

El aire se agita con el aroma de las flores revoloteando, lo que hace que a Xie Lian se le revuelva el estómago de dulzura y nerviosismo.

A su lado, Hua Cheng apenas puede contener su sonrisa; Lo suficientemente contagioso que incluso Xie Lian y el ministro no pueden evitar sonreír.

—Primero: inclínate ante los cielos.

Uno al lado del otro, Xie Lian y Hua Cheng se bajaron al suelo, con las manos cruzadas sobre la frente mientras presionaban la cabeza contra el suelo alfombrado, el movimiento era suave; como si hubiera tenido que ser así, y así fue.

Lentamente, en sincronía, ambos se sentaron derechos. Manos tocándose debajo de la extensión de sus túnicas nupciales rojas, tímidamente como la luz del sol y la luz de la luna en esos raros atardeceres y amaneceres.

—Segundo: inclínate ante los padres.

Riendo, Xie Lian y Hua Cheng se dieron la vuelta. Detrás de ellos, He Xuan estaba sentado en una de las lujosas almohadas, luciendo tan aburrido y molesto como lo estaría uno si su mejor amigo simplemente los arrastrara a un templo temprano en la mañana; si se les hubiera obligado a actuar como tutor legal de alguien.

Hua Cheng le dedicó una sonrisa de disculpa que carecía de toda la disculpa necesaria.

La sonrisa de Xie Lian era tímida pero se inclinó con suficiente reverencia como si el hombre al otro lado de la línea, décadas más joven que él, fuera en realidad su padre. Hua Cheng, a pesar de sus sonrisas burlonas, hizo lo mismo, con la gratitud resaltada en cada arco y curvatura de su cuerpo.

He Xuan refunfuñó por lo bajo, pero la leve sonrisa en sus labios fue suficiente para mostrar la felicidad que había compartido por su mejor amigo.

—Por último: inclínense unos a otros.

Con una respiración profunda, ambos se miraron, sonriendo ampliamente.

Se oye ese zumbido otra vez; alegría y miedo, dulzura y acidez, nadando en la boca de su estómago y en los lóbulos de su cerebro. Hay entusiasmo por el futuro y la desesperación aplastante de lo que se cierne más allá del resplandor de la vida marital.

Temblorosamente, Xie Lian llevó sus manos a su pecho, una doblada sobre la otra; espalda repentinamente agitada por el peso del futuro.

Pero cualquier miedo que se alojara en lo más profundo de su corazón, había sido eliminado lenta y constantemente por las manos pacientes de Hua Cheng, manos que ahora están extendidas hacia él, dándole la bienvenida, haciéndole señas, prometiendo. Entonces Xie Lian se hace una promesa silenciosa a sí mismo y a Hua Cheng de que, pase lo que pase, los votos pronunciados aquí hoy serían tan inquebrantables como la Tierra misma.

Como una escena en cámara lenta, se inclinan el uno hacia el otro, el momento parecía prolongarse como las prolongadas pinceladas de un pincel sobre un lienzo. Los colores se mezclan, desde los negros profundos y huecos de su pasado hasta el rojo deslumbrante.

—¡Felicidades! ¡Felicidades! ¡Felicidades!

Xie Lian se siente delirante de alegría, pensamientos coherentes ahogados por la dicha que nada por sus venas; Al rojo vivo como lava y sangre fundidas.

Alguien le entrega una copa de vino y él mira hacia arriba para ver a Hua Cheng con las manos alrededor de una copa, extendida hacia Xie Lian en ofrenda. Él se ríe, un sonido aturdido que resuena por todo el espacio mientras rodea con su brazo el de Hua Cheng, sus brazos entrelazados mientras se llevan las copas a los labios y toman un gran trago del vino dulce. Sabe aún más dulce, y le abre un camino en la garganta mientras bebe al ver el rostro sonriente de Hua Cheng tan cerca de él.