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Él gime ante la vista, disparando una última y valiente cuerda de semen antes de ablandarse un poco.

La niebla se aclara un poco y Xie Lian vuelve a subir con la boca todavía llena de la descarga de Hua Cheng. Sus rostros están a centímetros de distancia, y Xie Lian llena los ojos del más joven con la vista de su nuez de Adán moviéndose mientras se traga toda la corrida. Arranca otro gemido de Hua Cheng, y Xie Lian siente que su polla comienza a endurecerse una vez más.

Xie Lian coloca un brazo entre sus cuerpos para acariciarlo con movimientos pausados. Están disfrutando del resplandor del sexo y la intimidad, la otra mano de Xie Lian hurgando en los colmillos limados nuevamente.

—Hua Cheng..., ¿qué pasó? —la pregunta termina en una nota alta.

—¿No es obvio, gege? —el último responde con una sonrisa:—Entré en celo.

—Tú...—Xie Lian sabía, por supuesto que sabía, no era tan estúpido, pero definitivamente no esperaba que fuera verdad—. ¿Cómo? Pensé que eras-

—¿Un alfa? Sí, sabía que asumiste eso—la respuesta todavía se combina con una risa casual, la confianza regresa en gruesos pliegues en cada sílaba—. No fue mi intención ocultárselo a gege, pero nunca hubo un buen momento para decírtelo...

Hay palabras que quedan sin decir, flotando ambiguamente en el aire y Xie Lian ahoga un gruñido.

—Así que pensaste en... ¿mostrármelo?

Esta vez, es el turno de Hua Cheng de sonrojarse furiosamente, tartamudeando una respuesta—Créeme, esa no era mi intención, quería decírtelo correctamente, pero... Gege olía tan bien ayer que inesperadamente entré en celo.

Ante eso, Xie Lian sonríe ampliamente, inclinándose para besar a Hua Cheng con un mordisco posesivos en sus labios.

¡Hice que esto sucediera! ¡Yo! ¡Yo!

Se regocija interiormente, saboreando la victoria que viene después de la cacería. La arrogancia se precipita a través de su cuerpo, y tiene la necesidad de hacerle saber a Hua Cheng lo feliz que está de escuchar eso. ¿Hua Cheng también ha pensado en él? ¿Se masturbó con sueños de Xie Lian entrando en su agujero y criándolo? Como si leyera su mente, Hua Cheng continúa.

—Gege siempre huele bien, pero ayer fue diferente. Si He Xuan no hubiera llamado a la puerta, estoy seguro de que hubiéramos estado follando como conejos. Dios, no sabes cuánto tiempo he querido hacer esto contigo—la última frase sale de sus labios en un gemido de felicidad mientras Xie Lian agarra su polla un poco más fuerte y tira.

—¿En serio? ¿En qué pensó mi querido Huahua?

Xie Lian arrulla tan dulcemente como puede, las palabras pegajosas con una gota de su excitación. Le gusta bastante la forma en que la boca de Hua Cheng le da vida a las palabras, con ardimiento, y quiere escuchar más.

La respuesta inicial de Hua Cheng es un gemido débil que hace que Xie Lian se hinche como un pavo real, el orgullo delineando los contornos de su rostro. Le dan ganas de presumir, sobresalir, desentrañar a Hua Cheng con todo lo que tiene hasta que cada rincón y grieta del hombre esté con su aroma.

—Pensé en gege llegando a casa después del trabajo, tenso y cansado luego de un largo día de enseñanza... Y para relajarse me folla sobre los mostradores de la cocina. Soñé contigo empujándome contra la superficie fría y lisa, doblado por la cintura. Tal vez me ordenarías que sostuviera mi culo para que estuviera abierto mientras me follas... entonces te deslizarías con facilidad y...

Hua Cheng nunca pudo terminar sus palabras porque Xie Lian lo sumergió a otro beso acalorado.

Se traga el gemido agudo que vibra al interior de su garganta, deja que se enrosque en su estómago y pulmones. Son, en todos los sentidos, bueno.

Si yo fuera más jovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora