* Pov Calle *
Creo que si estoy roja es poquito... pues resulta que mi hijo a veces se pasaba de imprudente, en su sana inocencia claro está. Lo único que espero es que ellos no se hayan enterado de lo que acababa de suceder.
Mi hijo se había ido a casa con mi nana y ahora su nana, aquella mujer que me había cuidado a mí desde muy pequeña, prácticamente era como otra madre, como la madre que se supone que tenía, pero que no la sentía como tal. Ahora yo le confiaba mi vida y esto conlleva a la de mi hijo.
Todos hablaban sin parar y sinceramente estaba entretenida la charla y más sabiendo que estaba conociendo un poco más a la chica atractiva de maría José, pero... sí, para todo hay un pero; mi tiempo social se estaba agotando y me estaba empezando a medio sofocar.
- En un momento regreso - les informo y laura inmediatamente me mira, como sabiendo la razón.
Laura se acerca a mí antes de retirarme y me dice en tan solo un susurro - Amiga, ¿estas bien? Si quieres nos retiramos - sonrio y niego dándole un beso en la mejilla para salir.
Allí afuera encontré unas muy cómodas sillas y que por cierto, estaban muy bien ubicadas; pues se podía ver de una manera explendida el cielo, con toda sus estrellas y luna. Saco un cigarro de la gabardina y lo enciendo, dando una y otra calada.
- ¿Daniela? - escucho decir en mis espaldas y me sobresalto - lo siento, mi intención no era asustarte, solo quería tomar aire y ¿que mejor que con compañía? Claro... si no te molesta, obvio - decía maría José.
- Claro que no. Toma asiento - le señaló su espacio e imita lo dicho.
- ¿Me das? - la miro se una manera interrogante - cigarro...
- No se ve que lo hagas - se lo extiendo aun sin entregárselo.
- No muy seguido, pero sí - se lo entrego y veo darle una calada - linda noche ¿no?
- Esta magnífica - la miro - ¿por qué te saliste? ¿Te aburrirte allí adentro? - ella deja de ver la noche oscura y me mira sonriendo y negando.
¡Que guapa!
- Todo lo contrario... esta mejor de lo que esperaba, pero para serte sincera daniela... solo quería hablar contigo - me sorprendo y mi tonta sonrisa no se espera de a mucho para salir.
- Vaya... pues notablemente me has dejado sin que decir - ella noto que me puse nerviosa. Lo sé - pero me gusta.
- Pues hablemos daniela, déjame ver que más hay detrás de una fábula chef - suelto una sonrisa - te ves maravillosa cuando sonríes.
- Pues si tú misión era avergonzarme, lo has hecho, pero de la manera más linda - le doy una gran sonrisa.
- Era algo parecido - me dice sonriendo - ¿que hobbies tienes?
- Pues me gusta bailar, tocar piano, soy buena en golf y... - pongo mi cara de pensativa y lo apoyo con una mano en mí barbilla y ella se ríe - si sigues riéndote así, diré que también será verte reír - ella me mira sorprendida y veo sus cachetes tornandose de un rosa hermoso.
- ¿Recuerdas mi misión? - asiento - pues no seas copiana y deja de devolvermela, porque luego sentiré que falle - rió.
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Permitiéndonos Coincidir
RomanceDaniela Calle, una Chef muy reconocida por su gran labor y su gran sazón, una de las más reconocidas en Miami e Italia; pero la cual retiene y reprime un gran sentimiento que es el rencor, ansiedad y depresión. ¿Cómo es posible que según mis cliente...