- 📍𝑾𝒆𝒍𝒄𝒐𝒎𝒆 𝒕𝒐 𝑝𝑒𝑛𝑡𝑎𝑔𝑟𝑎𝑚, 𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬.📍

- 𝑪𝒂𝒑 𝒔𝒐𝒓𝒑𝒓𝒆𝒔𝒂. 👁

— 𝑺𝒖𝒚𝒂.

Eres pareja de Alastor, hace mucho tiempo no tenían intimidad, pues prefería los tratos y las amigas antes que tu, por lo que querías terminar con él lo antes posible, una de las almas que tenía esclavizada te había comenzado a coquetar y a tomar por lo que verdaderamente vales. Una noche llegó Alastor, tú te encontrabas en la cocina, notaste algo sospechoso en él, pues directamente se fue a la habitación, antes por lo regular te abrazaba por la espalda y te besaba, esto era distinto, le tomaste mucha importancia por lo que entraste a la habitación detrás de él, notaste que en su cuello tenía unas marcas notorias, es las masajeaba con la intención de tranquilizar la inflamación, comprobaste que Alastor tenía una amante, no soportaste aquello, fue que por tus lágrimas comenzaron a recorrer tus mejillas, estabas tan decepcionada.

Y/N: No puedo creer lo idiota que fui al esperarte y seguir a tú lado. –Te quitaste el mandil que tenias puesto para la limpieza, lo arrojaste con fuerza a la espalda del contrario, lo cual hizo que tuvieses toda su atención posada en ti.-

Alastor: ¿Cariño pero por qué te asustas? Te dije desdé el inicio que podíamos estar con quien quisiéramos. Tú aceptaste los términos de la relación abierta. – Te miró con una sonrisa sádica y sin sentimientos, aún seguía masajeando aquellos chupetes y mordidas que le brindaron, comenzó a desabotonar su camisa dejando ver así una espalda llena de rasguños, había pasado una buena noche.-

Y/N:Me largo de aquí, esos términos los acabas de poner tú, terminamos Alastor. – Te retiraste de ahí, comenzaste a guardas todas tus cosas en una maleta, para luego salir de aquella casa, como era de esperarse Alastor no te siguió. Caminabas a oscuras con tú maleta en las manos, era pesada.-

– Pensabas en que lugar quedarte, pero sólo podías pensar en esa infidelidad, decidiste ir a un bar para ahogar tus penas en alcohol,te encontrabas despechada, tomando una copa cada que lo recordabas. Llegaste tomada a una habitación que habrias pagado poco después de emborracharte, dejaste tú maleta a un lado, te dejaste caer en la cama. Habías dejado emparejada la puerta, cualquiera podría entrar, fue así, tenías los ojos cerrados, sentiste unas manos grandes que cubrían complemente tus caderas, te alarmaste pero antes de que gritarás, cubrieron tú boca, las caricias continuaban con la mano restante, manoseaba incluso aquellos rincones. No podía ver quien era hasta que, tentaste la mano, abriste los ojos como platos cuando esa mano se te hizo familiar, si, era la de Alastor, entre aquella oscuridad solo se veía aquellos ojos rojos que te volvían loca, quitó su gran mano de tú boca, aún te dolía lo que había hecho.

Y/N: ¿Qué quieres? ¿Terminaste conmigo no? – Mencionaste desviando la mirada entre la oscuridad, estabas nerviosa, pues en la intimidad Alastor no era así, de cierto modo hizo que olvidarás tus penas para que tú mente solo pensará en el presente.-

Alastor: Quiero arreglarlo...Se que fui un idiota. – Inicio con besar tú cuello, lamerlo incluso morderlo como si fueres su presa, no dejaba de acariciar tús pechos que lo volvian loco, eso a ti solo te ocasionaba jadeos,y a él le encantaba provocarlos.-

Y/N:Me hiciste mucho daño...– Sentiste como devoraba tú cuello, tú mente decía que no sedieras, pero tu cuerpo te traicionó, se encontraba ansioso, pues hace tiempo que no mantenias relaciones sexuales, se encontraba sensible por cualquier toque, eso hizo que zona sintiera un cosquilleo, si, te habias mojado por el solo hecho de algunos besos en el cuello.-

Alastor: Si estas decidida a terminarme, entonces déjame disfrutarte un poco más...–Retiró de un jalón la parte baja de tú ropa, estaba tú zona servida para él, con su larga, caliente y gruesa lengua lamio sus propios dedos para así introducir aquellos dedos alargados llenos de su propia saliva, sabía tús puntos débiles por los que al mismo tiempo acariciaba tú clitoris y embestia con una considerable e prolongada velocidad, movía en círculos aquellos dedos, gimoteabas él solo hecho de pensar que Alastor te deseaba como nunca te mojaba más. Parecías una fiera en celo.