Día uno en la vida de Sally

93 5 38
                                    

Salí de casa a las 7:00 am con toda la flojera del mundo, el ambiente afuera era terrible, hacia un frío que calaba huesos, asi que iba bien cargado con ropa extra; genial esto me pasa por ser un pendejo peleonero, al menos el estúpido de Cameron salió perdiendo, ya que le reventé toda la cara. Entré al auto, lo encendí y me dirigí hacia la casa de Sally.
La música de los Rolling Stones sonaban a tope en las bocinas del auto, bien esto me relajaba un poco, pero la ansiedad volvía en mi cuando pensaba en como mierda me comportaría en la casa de Sally, es decir se comportarme, no es por presumir pero tengo los mejores modales, pero siento que me comportaré como un idiota, pasare practicamente todo el día con ella, y posiblemente pase algunas noches en su casa, pero no se como rayos me comportaré, con el simple hecho que, el día en que la conocí formalmente no pude contenerme y la bese, y sabia que si no lo hacía explotaría, y en cuando llegue al estacionamiento y entre al auto, golpie una y otra vez mi rostro contra el volante, no debí haberlo hecho pero no niego en que me encantó.
Dí vuelta en la calle principal y llegue al vecindario de Sally, estacione el auto frente a su casa y apreté con tanta fuerza el volante que mis nudillos se volvieron blancos. Soy un completo idiota, si mi estrategia para ligar a una chica es rompiendole una pierna, es seguro que moriré sólo y virgen.
Tome una enorme bocanada de aire y salí del carro, soy un jodido hombre y me haré responsable de mis acciones. Cerré la puerta, puse llave al carro y me dirigí hacia la entrada de la casa.
Sally tenía una linda casa incluso por fuera,era de dos plantas, de color azul muy claro, con dos grandes ventanales al frente y un pequeño balcón que los unía, y con un gran y verde jardín con muchas plantas.
Toque el timbre y esperé a que abrieran, ya era demasiado tarde para correr, además me vería como un cobarde.

-Hola Oliver, llegaste justo a tiempo, pasa, pasa que afuera hace un frío de muerte.

-Hola señora Becher, gracias -dije mientras entraba a su casa y cerraba la puerta tras de mi.

-Estamos desayunando, ¿porque no pasas y tomas un par de wafles? Arthure se ira en un momento al igual que Tayler y yo.

-Si claro, muchas gracias señora, aunque no debería - comenté mientras me dirigía a la cocina junto con ella.

-No Oliver, es lo menos que puedo hacer, tu nos estas ayudando mucho con Sally.

-Señora lo hago, porque Sally me agrada y me importa y porque soy responsable de ello y quiero disculparme de alguna manera...

□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■

Terminamos el desayuno y tal como dijo la señora Becher, ella, su esposo y Tayler se fueron cada uno a su respectivo lugar, así que me quede solo con Sally.
A las 8:30 como su madre me indico, subí a su habitación para despertarla, toque levemente la puerta antes de entrar, al no recibir respuesta alguna pasé.
La encontré en una posición divertida, estaba de lado, con un brazo torcido y el otro sobre la cara, su pierna sana estaba algo doblada y la enyesada estaba completamente recta. Dios se veía hermosa aún estando despeinada y con su pijama en forma de dinosaurio color verde.

-Sally - dije en voz baja mientras la movía un poco-. Pero solo se limitó a decir algo intelegible, parecía estar en coma y no dormida, así que trate de nuevo, pero fue inútil. ¿Cómo despertar a una chica sin parecer un acosador? Mire hacia todas partes para darme una idea, pero solo encontré muebles y libros por doquier, en el suelo, en las estanterías, en su cama y otros junto al closet.
Ahí fue cuando una idea llegó a mi mente.

-¡¡HAY POR DIOS, SALLY, TUS LIBROS SE QUEMAN!! -grite y alcé las manos en el aire para dar un enfoque.

-¿Que..que? -comenzó a decir mientras se levantaba, hasta que entendió el significado de mis palabras- ¡¡SALVA LOS DE HARRY POTTER!! NO, ¡¡MEJOR TODOS!!, NO ¡¡MIS LIBROS! ¡¡TOMALOS TODOS!! -se despertó de golpe y comenzó a juntar los libros de su alrededor, aún con la cara un poco adormilada y los ojos entrabiertos, todos los libros que tomo los apilo en una pequeña torre, y comenzó a abrazarlos, salvandolos de un incendio imaginario. La vi espectante, y no pude evitar reírme, o más bien, reír a carcajadas.

La vida de una chica común. [En Edicion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora