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Jouno!fem
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Tecchou y Jouno eran una pareja excepcional, mantenían una ética laborar incomparable y sabían separar su vida privada.
...
O hasta ahora, la sabían separar.
Jouno se encontraba extrañamente curiosa por cuestionar los límites de Tecchou. Y no pareció importarle mucho los lugares en dónde lo haría.
Increíblemente, parecía haber descubierto que los latidos cardíacos de Tecchou se elevaban a niveles extraordinarios cada vez que sucedían cosas muy íntimas de connotación sexual estando en público.
Así que, como buena compañera de trabajo y de vida, Jouno hizo lo que mejor sabe hacer: quebrantar la moral de alguien. Y más si ese alguien se trata de su hermoso hombre.
El primer golpe bajo de Suehiro sucedió cuando Jouno desabrochó de más su camisa, dejando un gran escote que libremente todos podían ver sin la necesidad de imaginar nada. El hombre era muy observador, sus ojos se desviaban del rostro de su acompañante a la vista de abajo.
Incluso la curiosidad lo mató y le preguntó a la mujer por qué tenía tan abierta su camisa, ella respondió que por el calor, normal en estas fechas. Tecchou tampoco era potencialmente celoso, pero notó que los demás también veían el manjar. Así que esa noche, hubo una sesión de besos eterna, acompañada de marcas en el cuello para el día siguiente.
Segunda corrupción de mentalidad a Tecchou: Habían fechas importantes donde se requería el cambio de uniforme para eventos, las mujeres solían ir con falda a dichas reuniones, solo por cortesía.
Otra vez Saigiku atacó, fingió dejar caer su sombrero militar y se agachó y frente a Suehiro para tomar lo que se fue de sus manos. Otra vista extravagante para este pobre diablo, llegó a cuestionar la legalidad de los actos que buscaba hacer en este lugar.El detonante de todas estas provocaciones fue el día en que Tecchou llegó a la oficina de Jouno y la encontró lamiendo un helado, apenas sintió la presencia masculina, pareció que el ambiente se tensaba súbitamente.
- Oh, buenas tardes Tecchou ¿Cómo te fue en esa misión? - Preguntó, dirigiendo su rostro hacía donde se suponía que debía estar el cuerpo del hombre, pasando otra vez el helado por sus labios de manera provocativa, incluso, haciendo un obsceno ruido.
Tecchou tragó duro, la manera en la que se encontraba sentada era muy provocativa: piernas cruzadas y sus pechos a la vista otra vez, pero ahora, con otra vestimenta diferente a la de los días donde hay misiones, como ella se quedó en la oficina era libre de venir relativamente como quiera. Y sí, se lo tomó personal, hoy tenía que corromper a su prometido.
Jouno tenía una camisa blanca con escote en forma de V, y se lograba divisar un poco de su brasier, que sensualmente buscaba asomarse, sus piernas estaban adornadas por una falda de seda algo ajustada que llegaba hasta un poco menos de sus rodillas.
- Tecchou... no me has contestado. - Justo en ese momento, su pobre helado dejó caer unas gotas en su pecho. - Oh, se derrite... debe hacer calor aquí. - Habló, escuchando el sonido rítmico del corazón del moreno.
- Sí, mucho calor... - Respondió hipnotizada la presa de Jouno.
Saigiku hizo un pequeño quejido en respuesta - ¿Planeas hablarme más... o? - Jouno se calló abruptamente luego de escuchar hablar a su hombre.
- Si te soy sincero, planeo muchas cosas, pero contigo.
La mujer terminó su helado y tomó sobre sus dedos las gotas que habian caido en sus senos antes. - ¿Uh? ¿En serio? - Saigiku se acercó a la figura esbelta de Tecchou, solo para tocar lascivamente su pecho y dirigirse a la puerta del despacho, cerrando de manera abrupta la entrada y poniendo llave. - Quizás podamos hacer lo que desees desde la comodidad de mi oficina, ¿no crees?