//Mi luna preferida//

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Muzan:

- Algo estaba pasando, las doce lunas demoniacas no habían sido alteradas durante siglos y recientemente me entero que la quinta luna menguante fue asesinada dado ha eso convoco una reunión con las lunas menguantes restantes y las asesino a todas por incompetencia a excepción de una, la primera luna menguante, fue la única luna que no suplicó por su vida en cambio estaba gustoso de morir por mi mano, tenía potencial, en recompensa le doy un poco de mi sangre y le asignó una misión. Matar un pilar y deshacerse del mocoso de aretes de hanafuna, ese niño tenía los mismos aretes que él y no iba a permitir que la historia que paso con él idiota de Yoriichi se repitiera con ese niño.

- Habían pasado tan solo unos días desde que le encargue aquella misión a la primera luna menguante que me enteró de su muerte, el autor, aquel mocoso, cada vez más se me volvía una molestia ese niño y tenía que encontrar la forma de acabar con él. Llamó a las lunas crecientes y les asignó misiones, conseguir información de la base de cazadores de demonios y hallar información útil del Lirio de la araña azul tenían dos meses para completar su misión además a todos se les asignó un compañero a excepción de Kokushibo, de todos modos él no necesitaba uno, él es bastante eficiente trabajando solo, unos días  después convocó una nueva reunión con las lunas para anunciar la llegada de una nueva luna, de esta luna tenía algo de fe ya que sería entrenada por Kokushibo.

- El día después de la muerte de la primera luna menguante Akaza, había llegado al lugar donde yo me hacía pasar por un niño en una familia de humanos, me informó que asesino a un pilar, yo en cambio le pregunte sobre sus avances con la flor, me había dicho que no tenía información realmente útil, la sangre me hirvió, solo vino para informar una estupidez como esa, por eso fue castigado y luego le dije que se largara.

- A la noche siguiente me encontraba en la fortaleza infinita probando nuevos experimentos cuando siento una nueva presencia. En la fortaleza infinita solamente somos Nakime y yo la gran parte del tiempo pero aquella presencia no era la de Nakime era alguien más, recorro los pasillos de la fortaleza hasta llegar al cuarto de donde venia el aura de aquel demonio, al entrar me encuentro a Kokushibo entrenando; en la habitación donde Kokushibo se encontraba habían restos de madera tirados por todas partes y un gran desorden aparte de eso, podía sentir como Kokushibo estaba extrañamente molesto; eso era peculiar en él, al parecer el no se percató de mi presencia en la habitación, poco a poco me acerco a él y sitúo mi mano en su hombro, velozmente un puño viene hacía a mí que claramente esquivo con facilidad.

- Mi señor Muzan.- Dijo Kokushibo antes de arrodillarse.

- Levántate.- Dije, acto seguido Kokushibo se reincorpora manteniendo su mirada fija en el suelo.- Dime, Kokushibo ¿qué te está perturbando?- Pude sentir que Kokushibo se sorprendió con mi pregunta.

- ¿De qué habla mi señor?

- Mírame a los ojos  Kokushibo.- Dije, Kokushibo alzó su mirada mirándome a los ojos, me parecía extrañamente atractivo Kokushibo no lo iba negar, el es más alto que yo por varios centímetros eso le da más puntos .- Te lo volveré a preguntar Kokushibo ¿qué te está perturbando?- Pude notar como las mejillas de Kokushibo se iban tornando color carmesí.

- Nada que merezca su tú tiempo mi señor.- Dijo tratando fallidamente de ocultar su nerviosismo.

- Hace no muchos días comportamientos como este se hacían presentes en Kokushibo, mejillas rojas, nerviosismo, respiración alarmantemente rápida, en un principio no le di mucha importancia pero hace poco esos comportamientos se volvieron más frecuentes y había llegado a la conclusión de que Kokushibo había desarrollado sentimientos amorosos hacía mí, cuando llegue a aquella conclusión una desagradable sensación había llegado a mí y había decidido que debía dejarle en claro a Kokushibo que esos sentimientos solo son una debilidad, el problema era que no sabía como decirle y muy dentro de mi ser disfrutaba ver a Kokushibo de esa manera.

El afecto de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora