Brad y Matt se quedaron afuera de la habitación de Madeleine, preocupados por las voces que estaban escuchado, no eran claras, pero era obvio que Madeleine no se encontraba sola. A medida que pasaban los minutos y las voces cesaban, su preocupación aumentaba. Golpearon la puerta y llamaron a Madeleine, pero no obtuvieron respuesta. La tensión en el aire era palpable, y los hermanos decidieron tomar medidas más drásticas.
Con determinación en sus rostros, Brad y Matt se prepararon para derribar la puerta. Juntos, utilizaron toda su fuerza para romper el cerrojo, haciendo que la puerta se abriera con fuerza. Al entrar en la habitación, sintieron un alivio momentáneo al ver a Madeleine durmiendo en su cama.
Sin embargo, algo parecía fuera de lugar. La habitación estaba desordenada, como si se hubiera producido una lucha. Objetos estaban fuera de su lugar y había marcas en las paredes. Brad y Matt intercambiaron miradas preocupadas, conscientes de que algo había sucedido en su ausencia.
Se acercaron cautelosamente a Madeleine, tratando de despertarla suavemente. Ella se removió en su sueño, pero no mostró signos de despertar. Los hermanos intercambiaron miradas confundidas, preguntándose qué podría haber ocurrido durante su ausencia.
Decidieron tomar medidas inmediatas y buscar respuestas. Recorrieron la habitación minuciosamente, en busca de pistas, pero no encontraron nada revelador. El misterio se intensificaba y una sensación de inquietud se instalaba en sus corazones.
Con precaución, se comprometieron a esperar a que Madeleine despertara y les brindara respuestas. Se sentaron a su lado, vigilantes, listos para ofrecer apoyo. Mientras tanto, sus mentes se llenaron de preguntas y especulaciones sobre lo que podría haber sucedido en esa habitación.
En la mañana, Madeleine parpadeó varias veces, tratando de aclimatarse a su entorno mientras Brad y Matt se acercaban con cautela. Aún se sentía somnolienta y aturdida por los acontecimientos de la noche anterior. Los hermanos la miraban con preocupación, deseando desesperadamente encontrar respuestas.
Con delicadeza, Brad tomó la mano de Madeleine y la miró a los ojos, intentando transmitirle tranquilidad.
―Madeleine, ¿Qué pasó anoche? ¿Recuerdas algo? ―preguntó Brad en tono suave y preocupado.
Madeleine frunció el ceño, intentando recordar, pero solo encontró un vacío en su memoria. Suspiró, sintiéndose frustrada por no poder proporcionar ninguna respuesta clara.
―No recuerdo mucho... Solo vi a un chico con ojos rojos. Intenté pedir ayuda, pero él me sujetó y luego... no sé qué sucedió después ―respondió con voz débil y confundida.
Matt y Brad intercambiaron miradas perplejas. La descripción de Madeleine solo agregaba más incógnitas al misterio. ¿Quién era ese chico con ojos rojos y qué había sucedido realmente durante la noche?
La confusión se apoderó de ellos mientras intentaban comprender la situación. Se sentaron junto a Madeleine, envolviéndola en un abrazo reconfortante, prometiéndole que estarían allí para ella y que juntos encontrarían la verdad.
ESTÁS LEYENDO
You never know
RandomMadeleine, es una niña alegre que de pronto se ve envuelta en un trágico suceso que cambiará su vida por completo. Descubre su historia y otras más.