Sentí el calor en mis mejillas y no era solo por su tacto. Todo era demasiado, no quería más ataques raros, me estaba volviendo paranoica y no era para menos; me acosaban, llegaban paquetes extraños, fui secuestrada, fui amenazada por mi novio y ahora me han intoxicado donde se suponía que estaba segura.
— ¿Qué hora es?
Intenté cambiar el tema.
—Pasa de medio día —me miró más serio que antes—. El doctor ha preguntado si estás embarazada.
Sabía la respuesta, pero se veía la furia dibujada en su rostro a pesar de que su cuerpo dijera lo contrario.
—No.
—No mientas —su tono fue severo.
—No estoy mintiendo — volvió a tomar mi rostro entre sus manos.
—Si ese maldito idiota te puso un dedo encima voy a...
— ¡Sigo siendo virgen! —No debía alzar la voz, pero lo hice y me soltó. Me invadió la vergüenza una vez más y sentí que mi cara explotaría, la enterré entre mis manos y exhalé pesado. Y tampoco tenía porque decírselo, es decir, somos hermanos aunque no sea de sangre—. L-lo lamento, yo...
El silencio que nos envolvió fue demasiado incómodo, el ambiente se tensó y de nuevo las mariposas en mi estómago se hicieron presentes. Ojala hubiese un modo de hacer que se sintiera menos, pero éramos dos extraños en una habitación, no había manera de que sucediera, pero entonces pasó.
—Pequeña Lottie —me obligó a mirar esos orbes oscuros y noté la suavidad que había en ellos—. Yo solo deseo tu bienestar.
—Entonces déjame ir con mamá —hablé suave—, podías acercarte a mí, yo siempre quise que vinieras con nosotros, pero ella dijo que no, que no eras bueno para mí.
—Eso solo puedes decidirlo tú —se acercó hasta que su frente tocó la mía y cerró sus ojos—. Ha sido una tortura estar así —sentía el corazón en la garganta de lo fuerte que latía—, no tenerte cerca fue...
Cortó la poca distancia y estampó sus labios en los míos, el aire se escapó completamente de mis pulmones y el calor aumentó considerablemente en mi cuerpo entero. Tomé sus manos que estaban en mi cuello y apreté con suavidad. Su lengua rozó mis labios pidiendo permiso para entrar, separé mis labios y de inmediato invadió cada rincón de mi boca, probando así su sabor a yerbabuena y tabaco.
Fumaba...
Cuando recuperé la cordura y mi pecho ardía exigiendo aire lo empujé con mis manos del pecho. Inhalé todo lo que pude y comencé a respirar agitado.
Era mi hermano, esto no podía ser.
—Luka...
—Lo lamento.
Se levantó y se marchó, dejándome vacía y con más dudas de las que habitaban mi mente en ese instante.
La luz tenue entraba por la ventana cuando abrí los ojos de nueva cuenta, no supe en que instante me había quedado dormida y desperté con más hambre de lo esperado. Había un poco de sol y me giré para ver al techo.
Seguía en la misma recamara, con la diferencia que ahora había una nota sobre la mesita de noche y un clavel blanco. La misma perfecta caligrafía adornaba la hoja "Pide lo que quieras y lo tendrás... la cena es a la misma hora". Busque un reloj en las paredes y no encontré, miré al otro lado de la cama y había un despertador que marcaba las seis en punto.
Estaba harta de estar entre la inconsciencia y el abandono. Tenía que poner un alto, conseguir un maldito calendario y ver en qué día estaba, porque no era posible que mi cuerpo no reaccionara bien desde que estaba aquí, aunque a juzgar por el ambiente, seguíamos en enero.
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Barrera de hielo
RomanceCharlotte es una chica que vive bajo presión. Siendo una excelente patinadora de hielo, con el novio perfecto. Pero hay secretos que oculta el pasado, y un día es secuestrada, para caer de golpe a la realidad, sabiendo que es la persona que menos es...