20 Ven conmigo

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Buenas noches mis queridos Yuukireaders, espero estén teniendo un lindo día.

Primer comentario le dedicamos el capítulo final de esta novela, no olviden que falta el epílogo también.

El día de hoy le toca a  Ale171924

Disfruten y... disfruten

Luka

Me sentía feliz, pleno, satisfecho en muchos aspectos ahora que Charlotte estaba a mi lado, ahora que había aceptado formar parte de mi vida como mi pareja. Mi pecho se hincha de felicidad, pero mi corazón está en calma ahora que ella está conmigo, me basta solo un segundo para que todo en mi ser se calme con su mera presencia.

Y debo admitir que verla dormida en mis brazos me hace recordar tantos bellos momentos hermosos que hemos vivido desde pequeños. No me cansaría de tenerla así por siempre, porque esa paz y tranquilidad esté siempre en su mente al tenerme cerca.

La acosté en la cama del hotel cuando llegamos, Alya estuvo en desacuerdo que estuviese con ella, pero debía aprovecharla antes de volver a Rusia a terminar mis asuntos allá.

—Aunque acepte esto no indica que deje que compartas la cama con ella así como así.

—Bueno, no te voy a dar lujo de detalles, pero no solo ha sido la cama —me crucé de brazos mientras cubría el marco de la puerta—. No le haré daño.

—Sí claro...

Se dio la media vuelta.

—Buenas noches —dije—. Espero que duermas bien.

Odiaba el lugar, más de lo que pudiese admitir, pero ya no podía hacer más, mi pequeña Lottie no me dejó cambiar las cosas y llevarla a un lugar mejor.

Coloqué el letrero de "no molestar" y cerré la puerta con seguro.

Quería descansar, no era de roca y debía recobrar fuerzas, me habían exprimido como nunca y con gusto seguiría, pero tenía que recuperarme y ella necesitaba descansar.

Me quité las botas y las coloqué con cuidado a un lado de la cama, quité mi camiseta y la coloqué en el pequeño sillón que estaba en una esquina y procedí a quitarme el cinturón.

Me acurruqué a su lado y la envolví en un cálido abrazo, enterré mi rostro en su cuello e inhalé su dulce aroma mezclado con el mío.

El invierno azotaba fuerte, el frío era intenso y solo la calefacción nos mantenía cálidos en la enorme casa donde siempre nos manteníamos escondidos.

—Luka —mi hermanastra entró por la puerta limpiando sus hermosos ojos avellana—, las sombras están ahí otra vez.

—Ven aquí, pequeña —abrí las mantas y se recostó.

Me levanté para preparar un té para que descansara de todas esas horribles cosas que tenía que vivir con nuestros padres discutiendo.

Cuando se durmió, dejé el libro que estaba leyendo sobre la mesita de noche y apagué la luz, pero cuando me acomodé, me rodeó con sus pequeños y cálidos brazos.

—Luka —susurró entre sueños—, te quiero mucho...

Fue la primera alarma.

Yo tenía ya diecisiete años y no podía ser. La había corrido tantas veces y siempre volvía, así que esperaba a que durmiera profundamente para volver a llevarla a su cama.

Barrera de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora