Lluvia. Odiaba la lluvia.
La lluvia hacia su cuerpo frío y pesado. El agua entraba en sus orejas y su cola adquiría un olor extraño al mezclarse agua con suciedad.
Su cuerpo tembló. Le castañeaban los dientes.
Llevaba 3 meses viviendo en este callejón.
Odiaba la lluvia. La odiaba más porque le traían malos recuerdos.
-¡Alejate de mí, tú no eres mi hijo, eres un monstrou!
Madre...
-¡¿ Qué fue lo que hicimos para tener a esta cosa ?!
Padre...
-¡Ustedes híbridos son una abominación!
Humanos...
Asquerosos humanos.
-Hey ¿Estás bien?
¡Deberían desaparecer todos ellos!
-Si sigues aquí te enfermarás.
Los odio. Los odio. ¡Los odio!
Desaparezcan. Desaparezcan. Desaparezcan...
-¡Hey! ¿Me escuchas?
Ante el repentino grito alzó su mirada.
Cobre se encontró por primera vez con el Azul cielo.
Un humano
-¿No tienes donde refugiarte? ¡Si es así ven conmigo!
-...
La persona frente a el rió nerviosamente- Está bien si desconfías en mi puesto que soy un desconocido pero...-levantó su mano derecha y la tendió al frente- créeme cuando digo que solo quiero ayudarte ¿confías en mi?
¿Confiar en un humano? No me hagas reír. Era lo que quería decir.
Entonces se percató que en todo ese momento la persona lo había estado cubriendo con su paraguas.
Confiar en ...un humano.
Los odio.
Entonces ¿Por qué estoy aceptando su mano?
No me entiendo...
Pero sólo se que es la primera vez que alguien me ayuda.
Es la primera persona que me da una mano.
En ese momento todo el frío, el hambre y la fátiga se acumularon y su vista comenzó a mancharse de negro.
Bueno, da igual.
Sus ojos se cerraron y su cuerpo comenzó a descender.
Que cálido...
Fue su último pensamiento.