Entre el sol, la estrella y la fama

Capítulo 17

Mulciber
Este capítulo contiene lo siguiente:
•Relaciones sexuales (no es muy explícito, mencionado por encima).
•Consentimiento sexual dudoso.
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— Gracias por llevarme con tus padres y traerme de vuelta. — le dijo mientras el mayor se estacionaba. — Fue un día muy lindo.

James era alguien extremadamente hermoso ante los ojos de Regulus. James era todo lo que una chica o un chico quisieran en su vida, era la pareja perfecta. Recordaba las entrevistas que veía Luna sobre James y como este hablaba sobre su relación con Evans y lo romántico que era. Era leal, fiel, nunca tenía ojos para otra persona que no fuera la pelirroja y hasta en sus canciones le era leal a la chica debido a que cualquier canción de romance eran para ella. Lamentablemente habían terminado y la era romántica de James había desaparecido, así que en ese momento Regulus dejó de ver los video con Luna.

Si le preguntaban a Regulus porque veía estas entrevistas, les diría porque el Regulus de quince a dieciséis años seguía enamorada de James y le gustaba hacerse sufrir imaginando que todas las cosas que hacía con Evans y las canciones que le dedicó podrían ser para él. El imaginar que él era el que estaba en la pantalla en uno de sus conciertos solo subiendo al escenario para solo besarlo pero lamentablemente no era él, sino era la hermosa Lily Evans.

Una hermosa blogger de YouTube que había enamorado a muchas personas. Hacía videos de moda, maquillaje, cocinaba, ella también hacía canciones pero no era una cantante profesional, solo lo hacía por pasatiempo y claro, viajes con James y blog's de los conciertos. A Luna también le gusta ver los videos y Regulus también solía verlos por obligación de su ahijada.

James había cambiado mucho después de terminar con Evans pero no entendía porque. Ellos habían dicho que habían terminado porque ya no sentían lo mismo pero seguirían siendo amigos y se apreciaban mucho, esto era algo que no lo convencía para nada. James después de terminar su relación con Evans se veía libre, como si una pesa grande hubiera salido de sus hombros.

— Me alegra que te haya gustado. — le dijo acomodando algunos mechones de rizos que caían enfrente de su cara. James había tenido una obsesión el día de hoy con acomodar sus rizos negros y Regulus no se negaba. — Mamá y papá ansiaban por verte...

— ¿Si? — los finos ojos grises se iluminaron ante lo dicho. Aunque él no lo admitirá, el también extrañaba a los Potter.

— Si... — tomó un chino en específico y solo le daba vuelta con su dedo. — Y yo también.

La respiración de Regulus se cortó. Intento no caer tan rápido pero no podía. James no lo hacía fácil. Intentó que sus ojos no expresaran la emoción ante aquellas palabras, que sus mejillas no se pintaran de rojo y su cuerpo temblara.

— ¿Si? — James asintió prestando simple atención al rizo de él menor. — Yo también, a ti y a Sirius. Los extrañé.

James dejó el rizo y por fin lo miró. Sus ojos cafés se iluminaron y su sonrisa encantadora salió brillante. El corazón de Regulus explotaba.

— Me alegro escuchar eso, Cariño.

Entonces Regulus cayó más rápido que una gota de agua. Quito el cinto de seguridad y se inclinó hacia James.

— Gracias.

Dejó un beso en su mejilla y salió corriendo del auto.

Regulus estaba haciendo algo malo y James era cómplice de ello pero apenas empezaba y ninguno quería parar.

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Normalmente en la casa de los Merodeadores no existía el silencio. Era algo raro que hubiera silencio en esa casa porque si no había gritos de Sirius había cantos de parte de Peter y el sonido de las baquetas en cualquier superficie o James tocando la guitarra a todo volumen. Remus era el único consciente que tenían vecinos y solía hacer menos ruido o simplemente iba a la habitación de grabación para no molestar con el ruido de la guitarra.